CAPÍTULO QUINCE
Reece rodeó con un brazo el hombro de Krog y O'Connor el otro, los dos lo ayudaban a caminar, mientras el grupo seguía andando hacia lo más profundo de la selva desconocida de este mundo exótico, en la base del Cañón. La luz del sol vertía débilmente a través de las hojas turquesas y naranjas de los árboles extraños que crecían aquí; Reece estiró el cuello y miró hacia arriba; y a través de los remolinos de niebla, vio la inmensidad de los muros del Cañón, elevándose hacia el cielo, increíblemente alto. Este lugar parecía mágico. Reece no podía creer que habían llegado tan lejos, que habían bajado hasta esta profundidad y se preguntaba si alguna vez podría volver a subir.
Pero aún más importante era que, al mirar a su alrededor, se preguntaba si serían capaces de encontra
