VII

482 Words
Remitente: Hannah Navarro. Número 25, Jefferson Street, Lafayette, Luisiana, 70501 . Destinatario: Tte. Scott R. Johnson. Estación Kodiak de la U.S.C.G. Isla Kodiak, Alaska, 99615 ~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~• . Septiembre, 02, 2010 . Estimado teniente Johnson: . Mucho me temo que está usted equivocado, pero supongo que fue mi error. No lo recuerdo con exactitud, pero he de suponer que no fui lo suficientemente clara, o simplemente no lo dejé explícito en mi carta anterior, así que intentaré hacerlo aquí. Mi hermano, Marcos Navarro, murió esa noche durante la tormenta de la que le hablo. Aparentemente, según lo que indican los registros forenses que pude leer, él sufrió una fuerte contusión en la cabeza, cosa que le dejó una importante herida sangrante que le hizo perder el conocimiento y caer al suelo, donde el agua hizo estragos con él. El reporte indica que, estando inconsciente, murió ahogado a los pocos minutos de caer al suelo. Por lo que entendí, parece que él nunca tuvo una oportunidad real de sobrevivir. Todas sus heroicas acciones no pudieron impedir el destino de mi hermano, pues este quedó sellado tras recibir el golpe. De acuerdo con lo que me indica en su relato, mi hermano fue ese hombre que ya estaba muerto cuando usted llegó al barco, así que, como usted mismo lo indicó, esta vez no hubo nada que pudiera hacer. Con respecto a sus sentimientos hacia la misión, señor Scott… No se recrimine por eso, sin su presencia ese día hubiesen muerto todos ellos, no solo mi hermano, como seguramente usted mismo puede deducir. Le informo, teniente, que yo también leí los reportes; me fue entregada una copia hace un tiempo cuando hice la solicitud, y aunque fue doloroso lo acepté. Lo hice entonces y sigo haciéndolo hoy. Usted no pudo haber hecho más de lo que hizo esa noche. A nadie le queda la menor duda. Esté en paz consigo mismo, Scott. Nadie tiene nada que reprocharle por esa noche; yo ciertamente no lo hago, porque desde el día que me enteré de lo ocurrido, supe que aquí no hubo errores humanos, suyos ni de nadie; esta es una más de esas veces en las que no logramos entender los caminos que nos hace transitar nuestro señor en las alturas. Por las noches, cuando a veces el dolor regresa, trato de reconfortarme diciéndome a mí misma que somos como una gran hilera de dominós; todo pasa y genera algún cambio… La muerte de Marcos no es diferente; he aprendido a ser un poco más fuerte a raíz de eso. Espero que usted encuentre su mejora también. . Me despido de usted, agradeciéndole su dedicación una vez más. . Hannah Navarro
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