La joven arregló su equipaje y lista bajo para avisarle a su hermano, pero al abrir la puerta lo vio con el rostro consternado. Tenía ojeras que acentuaba su rostro. Parecía cansado como si no pudiera dormir por las noches.
Y ahora también estaba muy complaciente con ella y sobre todo con mejor amiga.
Jennifer miraba extrañada a su hermano, él siempre había rehuido a llevarla a casa de su mejor amiga, pero ahora lo veía distante, y muy preocupado.
Suspiro tragándose miles de preguntas que quería hacerle en esos momentos.
— ¿Qué te pasa? — Le interrogo y vio sus ojos marrones y las grandes ojeras que tenía — Hace más de un mes que estás muy raro.
Él se levantó de su silla y la miro.
—Nada – le respondió muy cortante.
Ella vio como él recogía todos los documentos y los guarda en su archivador con llave.
Ambos van en silencio en el auto y ella sigue con sus interrogantes.
—Dime hermanito, ¿Qué te pasa?—volvió a insistir la joven.
—No me pasa nada — exhaló y miro la carretera —sabes que no me gusta manejar, me estresa mucho.
Ella arqueó una ceja, aquello era solo una excusa, era una mentira.
—Sí, claro — miraba la carretera, y al llegar al apartamento ella lo miro — ¿Deseas entrar y saludar a Mary? Ya no corres ningún peligro — se burló de él.
Él miraba la pequeña casita.
— ¡Chistosa! — Le recrimino con la mirada — ahora es cuando más estoy en peligro.
— ¿A si? ¿Por? — No entendía la burla.
—Porque querrá que yo sea el padre de su hijo — le revolvió el cabello — anda vete. Llámame si pasa algo, lo que sea— miro la sorpresa en la cara de su hermana. —Es en serio, porque ella me odie no significa que no la pueda ayudar si ella me necesita. ¿No crees?
La joven lo medito y no vio nada malo en ello. Y es más agradecía aquella insinuación.
—Si tú lo dices — Jennifer no podía creer lo que decía su hermano, él siempre huía de su amiga como si tuviera la plaga — de verdad que si estás bien raro.
Él reía al verla confundida al bajar y encaminarse al pequeño apartamento que estaba bordeado por un hermoso jardín, las ventanas estaban pintadas de un color verde limón y sus paredes en blanco. Parecía la típica casita de cuentos de hadas, era el tipo de casa que la amiga de su hermana hubiera buscado.
Él aún recordaba como a ella le encantaba leer historias románticas, llenas de amor, de toda clase, románticas, dramáticas, suspiro y dio marcha a su oficina.
No era que ella no le gustara, sino que en ese entonces ella era aún muy niña, y él era un hombre experimentado y no quería hacerle daño a una joven, y solo se limitó a ponerla a salvo de él, aunque lo hizo tal vez de la manera incorrecta.
Suspiro perdido en sus pensamientos.
Jennifer esperó que se marchara y se dirigió con paso inseguro a la puerta, a lo mejor Mary estaría enfadada con ella por la forma grosera que le corto al teléfono.
Hincho sus pulmones y luego dejo salir el aire solo para tomar fuerza y tocar el timbre.
Al abrirse la puerta una cara triste se iluminó y abriendo los brazos la abrazo.
—Jenny, gracias a Dios que has venido — Mary estaba muy emocionada — no quería que te enfadaras conmigo, pero la verdad no fue mi intención molestarte.
Jennifer se abrazó a su amiga y se encontraba feliz y en paz.
—Perdóname tú, la tonta aquí soy yo— bajo la maleta — no te importa, J.A., me convenció de que viniera aquí, contigo.
Ambas ingresaron al apartamento y Mary Luz al irla se tensó.
— ¿Él qué? — Sus palabras la descompusieron poniéndose nerviosa.
—Sí, hasta me trajo hasta acá — Jenny no vio la expresión de angustia de su amiga porque se encontraba de espalda — está más raro.
— ¿J.A., raro? ¿Él sabe dónde vivo? — Los nervios estaban por delatarla.
—Sí, me trajo hasta acá y le dije que si quería verte, pero él se negó — sus ojos marrones recorrió el apartamento con interés — Hiciste varios cambios, se ve súper.
—Se negó verme, no era de extrañar — suspiró enfadada por el eminente desprecio— que pensó que me arrojaría a sus brazos y lo abusaría — murmuro dolida por el rechazo de él, siempre era igual.
—Sí, pero esta vez dice que vas a querer que él sea el padre de tu hijo — fue al refrigerador y después de contemplar el contenido del mismo, saco una jarra con agua — Mary debemos hacer compras.
Mary solo se limitaba a oírla y a verla.
— ¿Él sabe que estoy embarazada? — estaba aterrada su respiración era aún más rápida. — Estaré loca deseando que él sea el padre de mi hijo.
—Sí, sabe que te hiciste inseminar — la miraba mientras tomaba agua — te ves pálida, ¿Has vomitado mucho? — Los ojos de Jennifer la escrutaban con interés — ¿Sabes que es una broma de J.A., de que él sea padre de tu hijo?
Jennifer no quería molestar nuevamente a su amiga. Ahora era cuando ella necesitaba estar más serena.
— ¡Tranquila! Él jamás será el padre de mi bebé — le sonrió para bajar un poco la tensión — Sí, he vomitado bastante — le respondió respecto a los vómitos— el ginecólogo dice que todo va bien — le sonrió y acaricio el plano vientre — ¡Estoy más contenta!
Jenny la abrazo emocionada por las palabras de su amiga.
—Lo sé amiga, sé lo importante que es para ti tener un hijo y te prometo que lo voy a amar como si fuera el hijo de mi hermano.
Esas palabras la desestabilizaron aún más a la joven madre que guardaba el secreto.
—Deja esa idea absurda que siempre has tenido — le recrimino, sacando una bandeja de frutas y comenzó a pelarlas para esconder su nerviosismo – que en su tiempo, me trajeron bastantes problemas con él.
—Lo siento, yo creía que ustedes hacían una pareja fenomenal — tomo otro cuchillo y comenzó ayudarla con la fruta — y ese error garrafal mío hizo que él se alejara de ti, sin darte ni siquiera la oportunidad— sonrió triste — ¡Qué tonta fui!
Mary vio el dolor y la desilusión en los ojos de su amada amiga.
—Boba, no pienses en eso, lo que es para una, es para una, nadie te lo quitara — le dijo para levantarle el ánimo — Pero, te veo muy preocupada ¿Qué tienes?
—Es J.A., está muy raro la verdad — la miraba — contrato a un investigador, y hoy vi en su escritorio varias fotos…— se quedó pensando que en unas de las fotos aparecía ella y Luis — con varias personas.
Mary solo se limitaba a pelar una manzana mientras la escuchaba con atención.
—Será que está averiguando algo de su prometida — un amargo subió por la garganta de Mary — No te preocupes, ya él te contara en su momento, cuando esté preparado para hablar.
— ¿Su prometida?, ¿Es que no sabes que ellos rompieron hace más de dos meses? — la miraba incrédula — me vas a decir que no lo sabías —cerro los ojos.
La futura madre esquivó la mirada para ocultar aquella verdad que su mejor amiga tanto sabia.
—Por qué iba a saberlo — dijo molesta por sentirse atrapada por su amiga.
—Ay sí, sí. Como si no estuvieras pendiente de todo lo que él hace — se burló — aunque lo niegues siempre has estado enamorada de él.
Mary la miro muy sería y solemne.
—Ya no, ahora estoy enamorada de mi bebe — sonrió y comió un pedazo de fruta.
—A la tarde vamos al supermercado, debes comer bien — dijo levantándose y buscando otro plato.
Pasaron toda la tarde planificando el cuarto del bebé, de las cosas que debían comprar, y la tarde pasó.
Estando en el supermercado.
—Mary, llevamos esta clase de jabón— mostraba un producto — creo que llevamos bastante.
—Si, como para un año, eres muy exagerada — reía al recriminarle — ahora vengo. Ve a la caja, voy por chocolates que me antoje —. Se marchó dejando a su amiga dirigirse a la caja.
Cuando se acercaba a la caja vio a J.A. hablando con Jenny y se paralizó e inmediatamente se ocultó entre los anaqueles. Sentía como el corazón quería salirse de su pecho, no podía dejarse ver de él, o estaría en serios problemas.
Si él se llegara a enterar de que estaba embarazada de él, no sabría a ciencia cierta lo que podía pasar.
Muy nerviosa coloco una mano en su pecho y cerró los ojos, suplicando para que él se fuera.
— ¡Oye, que haces ahí! — La brusquedad de las palabras de su amiga la sobresaltaron — perdón te asuste, pero pensé que te había pasado algo, por eso vine a buscarte, ya tengo todo en el auto — la escrutaba con la mirada —. ¿Qué tienes?
La palidez cubrió todo el rostro de Mary.
—Lo siento, pero me mareé un poco — dijo disimulando el temblor en las manos — este es el chocolate que quiero — murmuró nerviosa.
—Mary ¿Te sientes bien? — La veía demasiado pálida y eso la alarmó.
—Sí, muy bien— ella miró hacia el lugar donde creyó ver a Jesús Antonio, pero no lo hallo — ¡Nos vamos!
Jennifer pagó el chocolate mientras ella la esperaba en el auto. Su ritmo cardiaco se regulaba poco a poco y se tranquilizó al ver a su amiga acercándose a ella lentamente.
Subió al auto y espero que se abrochara el cinturón.
— ¿Sabes a quién me encontré en la caja del supermercado? – dijo Jennifer de manera indiferente.
—No, ¿A quién? — se hizo la desinteresada aunque ella sabía la respuesta.
—A mi hermano. J. A., estaba buscando a una persona, pero apenas me vio me saludo y llamo furioso al investigador y se marchó — suspiro impaciente — la verdad es que está muy raro y de muy malhumor.
—Debe ser por lo de su novia, sería que le puso los cuernos — dijo Mary para quitarle color al asunto y así ella tranquilizarse aún más — y lo tiene furioso.
—No, yo creo que mi hermano está enamorado — dijo arrugando la boca — y lo peor es que ella no le da la hora.
Mary sintió que un puñal le atravesaba el pecho.
— ¿Tú, crees? — esas palabras golpearon fuertemente su pecho, pero que, qué podía hacer, si él jamás se fijó en ella—. Solo déjalo en paz y cuando él lo crea conveniente contarte, te dirá todo. No lo presiones.
— ¿De verdad crees eso? — era algo que inquietaba a Jenny, él no decía nada, pero cuando se proponía conseguir algo lo hacía aún que se le fuera la mitad de la vida en ello. La pregunta era ¿A quién buscaba él?