Connor Petrova.
Recojo mis cosas saliendo rápidamente del salón de clases, a paso rápido llegó a las puertas alejándome de los matones de la universidad.
¿Por qué siempre hay de esos?
Observo la hora en mi reloj siete de la tarde, doy un suspiro largo, camino hacia la casa de una de las profesoras de mi hermana que cuando se me hace tarde la cuida hasta que llegue, no tengo que caminar muy lejos, ella vive a dos cuadras de la universidad, meto mis manos en los bolsillos dándome un poco de calor. Sonrió cuando recuerdo esa loba, siento mi cara arder, nunca había visto un animal como ella y estoy seguro que tan grandes no son ¿Por qué ella sí? ¿Mutaron o qué?
También a esa pelinegra de ojos azules profundos brillantes, se que he escuchado su nombre, pero no me acuerdo de dónde y su voz también que la he oído pero no me acuerdo, cuando intento recordar mi mente queda en blanco y me da mucho dolor de cabeza.
Limpio mis manos que sudan por mis nervios y tocó el timbre, escucho unas pisadas y la puerta es abierta por la profesora.
–Hola, Connor –Ella me sonríe.
–Hola, Pro-fesora –Ella me hace un ademán para que pase.
–Pasa –Me adentro y lo que primero veo es unos cuadros de unos gatos, sutilmente hago una mueca –Cleo se quedó dormida hace poco –Apunta un bultito en el sofá.
–Gracias por cuidarla—
Con cuidado de que no se despierte la cargo en mis brazos, tomó su bolso.
–Tranquilo lo hago con mucho gusto –Ella se remueve nerviosa en su sitio –Oye, Connor, yo quería preguntarte ¿te gustaría salir conmigo uno de estos días? –Me remueve incómodo.
–Profesora me hal-aga, pero a mi nov-ia no le gustaría que saliera con otra –Siento mi cara arder y mi corazón latir de prisa y como hace unos días me siento observado, me remuevo un poco en mi sitio ¿No puedo hablar sin tartamudear cuando los nervios me atacan?
–Oh –Sus mejillas se tornan rojas –Entiendo, lo siento –
–Gracias por todo –Ella solo me sonríe apenada y cierra la puerta de su casa cuando salgo.
Con Cleo en brazos camino hacia nuestra "casa" lentamente para que no se despierte.
–¿Connor? –Volteo hacia esa delicada voz, encontrándome con la chica de mis sueños.
–H-ola –Cierro los ojos con fuerza cuando me escucho tartamudear, cuando los abro la encuentro sonriendo.
–Hola –Su sonrisa cambia a una tímida y por unos segundos veo que una sombra roja pasa por sus ojos –¿Te ayudo? –Me pregunta apuntando hacia el bolso de mi hermana.
–Si –Asiento embobado, carraspeó –Si no te importa, Leyssi –digo un poco más seguro pero sintiendo mis mejillas arder aún más.
Ella me pone muy nervioso.
–No tengo ningún problema—
Con cuidado quita el bolso de mis manos y se lo coloca en su espalda, se posiciona aún lado mío, nuestras manos hacen contacto por unos segundos y esa característica electricidad me remueve, mi corazón empieza a latir como un loco, por el rabillo de mi ojo la veo sonriendo.
En silencio empezamos a caminar ella siguiéndome a mí.
«No me digas, obvio que te va a seguir no sabes dónde vives—
Parpadeo cuando escucho esa otra voz en mi mente.
¿Quién eres?
¡Ay!, solo soy tu mente tranquilo sigue caminando y olvídate de mí, si olvídate de que me escuchaste—
–¿Estás bien? –miro hacia la derecha donde Leyssi me observa preocupada–De pronto te colocaste pálido—
–Si es lo que, mmm…. Es que escuché una voz en mi mente –Ella me mira extrañada.
–Una voz –Un destelló rojo pasa por sus ojos otra vez –Vaya, te entiendo mi mente también hace eso –Sigue caminando.
–Creí que me ibas a decir que estaba loco–Le confieso.
–Para nada, estás de todo menos loco –Me sonríe cálidamente ¿Ya he dicho que su sonrisa es hermosa? Porque si no lo he dicho, lo vuelvo a repetir, sí lo es y es lo más hermoso que he visto –Y déjame decirte algo, ten tu mente abierta te sorprenderás de las maravillas que el mundo tiene y no te asustes si vez o escuchas más cosas –Yo solo asiento embobado por ella, no hablo temo decir una estupidez o tartamudear.
Nos detenemos enfrente de mi casa, mis manos tiemblan y el miedo de que ese hombre esté me llena por completo, respiro profundo e introduzco la llave en la cerradura abriendo la casa.
–Gustas –Hago un ademán hacia la casa que se escucha totalmente silenciosa.
Ella solo niega con la cabeza.
–Lo siento, pero debo volver me esperan mis amigos –Me da una sonrisa apenada, trago fuerte cuando la decepción llega.
Amigos, hombres.
«No dejes que se vaya—
«Sabes para ser mi mente esto es raro—
–Entiendo –Leyssi, se asoma adentro y deja el bolso en la mesa que está al lado de la puerta.
–Me gusto platicar un poco contigo Connor –Su voz pronunciando mi nombre me hace delirar –Adios –Se acerca y deja un beso casi en mis labios, ella de aleja y sale corriendo déjame plantado.
–Si no tuviera a Cleo en mis brazos juraría que esto es mentira –Me digo viendo a mi hermana en mis brazos plácidamente dormida.
Entro a la casa tomando como puedo el bolso de ella, cierro la puerta y camino rápidamente hacia las escaleras, acuesto a Cleo en su cama y camino hacia mi cuarto.
Me meto al baño para darme una ducha ya listo salgo, vistiendome solo con una bermuda y una camisa.
Miro hacia la ventana observando cómo poco a poco las gotas de lluvia se vuelven más intensas, suspiro con tristeza.
Quería verte hoy lobita.
Con desgana me tiró a la cama cansado, me enrollo dejando que el sueño me consuma.
Empieza a escuchar voces a lo lejos.
Una risa angelical llena todo el lugar dándome paz.
Una chica me mira sonriendo, esa cara la he visto en algún lado.
–Eres mío mi tierno mate y creeme que lucharé por ti–La chica me mira a los ojos, trago fuerte.
–¿Qui-en eres?¿Que es ma–te?–digo nervioso, ella solo me sonríe, esa sonrisa la he visto, su voz ya la he escuchado.
–Soy la chica de tus sueños, el amor de tu vida–susurra cerca de mis labios–Eres por lo que vivo–Estampa sus labios con los míos en un beso feroz pero a la vez tierno, la sensación me embriaga por completo, sintiendo una extraña sensacion de familiaridad.
Me despierto de golpe con la respiración acelera.
–Solo fue un sueño–Me digo retirando el sudor de mi frente–Un sueño muy real–Me volteo en la cama quedando boca arriba, pronto me empiezo a sentir vigilado estiró mi mano encendiendo la luz y vuelvo a intentar dormir.
Pero la sensación de sentirme feliz no me deja dormir, empiezo a sentir una manos en mi cabello.
–No te voy a dejar nunca, mi rojito –Alguien susurra, quiero abrir los ojos, pero los siento pesados, esa voz ya la he escuchado ¿Pero dónde?