Si te amara menos, podría ser capaz de hablar más sobre ello. - Jane Austen . . . Layla me miraba con las mejillas encendidas, horrorizada por mis desdichadas aventuras mientras estábamos en la habitación de hotel y la había encontrado durmiendo muy tranquilita cuando llegué como la más loca de todas a golpearla con una almohada. -Estos experimentos tuyos no siempre salen bien, ¿eh?- preguntó luego de cinco minutos de mi bombardeo. La miré con los ojos muy abiertos. -¡¿Tú qué crees?!- bufé- Estoy a nada de volver a mi burbuja de nuevo, ¿Es que a quien carajos se le ocurre? -Bueno, nena, ¿Qué va? Siempre hay malos polvos- dijo con tranquilidad- Tal vez deberías añadirlo a tu libro. Hacer que otras se sientan identificadas contigo como tú te identificas con ellas y esas mamadas, ¿Sab