Suspiro. No puedo hacer mucho en este momento y no debo preocuparme tanto por eso. Soy quien soy y, aunque me ha dado algo de esperanza, no quiero que mi corazón se rompa al final cuando se dé cuenta de que no valgo la pena. Solo tendré que aceptarlo y ver qué pasa. Ya no está en mis manos.
Y con esa decisión, decido subir las escaleras y encontrar a mi familia. Y tal vez a mi pareja. Aún no quiero que todo el reino lo sepa, pero disfruto mucho estar cerca de él.
Llego a la puerta del comedor y puedo escuchar que todos están adentro. Abro la puerta lentamente y me deslizo, esperando pasar desapercibida, lo cual no necesitaba preocuparme dado que todos estaban caminando, mezclándose y aún no se habían sentado. Veo a mi mamá al otro lado de la habitación y me dirijo hacia ella. No he podido pasar tiempo con ella desde que conocí a Seth y realmente necesito sus abrazos.
—Hola mamá —le digo cuando me acerco.
—Oh, Molly. Te cambiaste de ropa. ¡Te ves encantadora! —me dice y su cumplido es genuino.
—Luces absolutamente deslumbrante —escucho a mi lado y veo a la Reina Audrey acercándose a mí—. Ese color de labios te queda bien —continúa y no puedo evitar sentirme radiante al recibir un cumplido tan generoso tanto de la reina como de la madre de mi pareja.
Recuerdo mi posición y hago una reverencia.
—Gracias, Su Alteza. Me siento más yo misma con el rojo —y debería haberme detenido ahí, pero nunca sé cuándo dejar de hablar hasta que es demasiado tarde—, sinceramente, no uso mucho maquillaje.
—Oh, ¿de verdad, querida? Porque lo usas tan bien.
—Aprecio eso —le digo—. No lo uso a menudo, pero mi mamá me enseñó bien —le digo y mi mamá sonríe hacia mí.
—¿Cómo estás, querida? Sé que ha sido un día bastante emocionante para ti —me pregunta la reina Audrey.
—Estoy bien, señora. Espero tener algo de tiempo a solas esta noche para pensar en todo mientras ustedes salen a correr —le digo sinceramente.
Mi mamá se da cuenta de que no estoy del todo bien y se acerca para abrazarme.
—Estoy segura de que ha sido un poco abrumador, encontrar a tu pareja y darte cuenta de lo atractivo que es — y eso es justo lo que necesitaba para calmarme un poco.
Comienzo a reírme y con el estrés de hoy simplemente no puedo parar.
Lo huelo y luego siento su mano en mi espalda baja mientras se acerca a mi otro lado y me abraza.
—¿Qué es tan gracioso? —me pregunta Seth.
—Solo algunas cosas de chicas —le dice la reina Audrey, probablemente para asegurarse de que no le diría a él que mi mamá babeaba por él. Otra vez.
Seth me suelta y de repente me siento un poco triste, pero avanza y abraza a su madre y le besa la mejilla. La suelta y vuelve hacia mí, tomando mi mano.
—¿Vamos a dar un paseo? —me pregunta y asiento con la cabeza. Me lleva afuera al balcón donde no hay tanta gente. Hace un poco de frío, pero se siente como una noche de otoño perfecta.
—Luces absolutamente deslumbrante —me dice cuando llegamos al barandal y nos detenemos.
—Gracias —respondo—. Es el primer vestido que pude elegir para mí en todo el día.
—Es perfecto, Molly. Tú eres perfecta —dice mientras coloca su brazo detrás de mí y me acerca a su pecho—. La Diosa me bendijo cuando te creó —murmura en la parte superior de mi cabeza y me permito suspirar y ser feliz por un momento.
Este momento se siente tan perfecto y si él me rechaza, al menos tuve este precioso instante.
—Honestamente, no estaba seguro de que volvieras arriba —me dice—. Supongo que todo estaba bien en la cocina —me pregunta.
—Sí, todo estaba bien. La cena iba bien y el pastel de papá seguía bien —digo y me doy cuenta de que se me escapó la sorpresa.
—¿No quieres decir el pastel de tu hermano? —inquiere, mirándome.
—Quiero decir, no lo revisé. Supuse que ellos podrían hacerlo, pero hay una sorpresa para mi papá también —le digo, colocando mi dedo sobre mis labios para indicar que es un secreto y él sonríe hacia mí.
—Voy a saltarme la carrera esta noche. Mis padres estarán allí, eso será suficiente para la gente —me dice y me doy cuenta de que está preocupado por dejarme sola.
—Mmm, en realidad tengo planes esta noche —digo y él levanta una ceja hacia mí. Puedo decir que no está contento de que le diga que no quiero que esté conmigo, así que explico—. Lo siento, no es nada emocionante. Voy a encerrarme en mi suite y hornear. Me ayuda a relajarme y pensar con claridad —le digo, esperando que no se ofenda.
—Solo me preocupa que estés sola —me dice.
—Lo sé. Estar alrededor de alguien con una loba rota es nuevo para ti, pero ha sido toda mi vida. ¿Realmente crees que mi papá me dejaría aquí sola si no pensara que estoy completamente segura? —le pregunto y puedo ver que lo está considerando—. Por favor, no te pierdas algo que te haría feliz solo por mí. Me sentiré terrible si lo haces.
—Pero ¿qué pasa si te pasa algo mientras estamos afuera? —me pregunta y me doy cuenta de que hay cosas que no sabe sobre mi situación.
—Puedo conectar mentalmente con mi papá, y tal vez con mi hermano ahora que es el Alfa. Te lo prometo, me comunicaré si algo sucede —y puedo ver que esta información lo tranquiliza.
—Está bien, pero asegúrate de que tu papá sepa que estaré cerca de él en todo momento —dice y honestamente, el hecho de que le importe tanto, pero aún esté respetando mi decisión, calienta mi corazón.
—Lo haré. Y gracias —le digo y lo jalo hacia mí, colocando un beso en su mejilla. Escucho un gruñido bajo proveniente de él y él apoya su frente en la mía.
—¿No te preocupa que alguien nos vea? —me pregunta con un tono bromista, pero puedo decir que está seriamente interesado en su pregunta.
—Un poco, pero lo estoy intentando —le digo y nos quedamos así por un rato. Solo estando juntos en silencio.
—Si seguimos así por mucho tiempo, todos podrán olerme en ti —señala.
—No importa —le susurro cuando rompemos el contacto entre nuestras frentes, pero solo para acercarme a él, metiendo mi mano en su chaqueta para abrazarlo, colocando mi cabeza contra su pecho. Él baja su mentón hasta la parte superior de mi cabeza y nos quedamos así hasta que anuncian que todos deben tomar sus asientos para la cena.
—¿Quieres entrar antes que yo y te seguiré, otra vez? —me pregunta y eso es muy amable y considerado de su parte.
—No, creo que no quiero —le digo mientras finalmente nos separamos, pero coloco mi mano dentro de la suya.
Él mira nuestras manos y luego me mira a mí.
—¿Estás segura? Definitivamente las personas lo verán.
—Lo sé —le digo—. Estoy tratando de confiar en ti. Estoy tratando de ser valiente.
Él me sonríe con la sonrisa más grande y se inclina para besarme en la cabeza antes de apretar mi mano y guiarme hacia el salón de baile.