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—Aunque, parece que ha cambiado de opinión ahora —dice él y asiento en acuerdo. —Tuvimos algunos problemas, pero cuando me lastimé el dedo, él vino corriendo tan pronto como lo sintió. Hemos hablado mucho, y ha sido él quien se ha encargado de mí y me ha ayudado con todo —le digo y él solo asiente, sin decir nada y pareciendo entender mis sentimientos sin que yo se los cuente—. Ya que mi loba siempre estuvo atrapada al otro lado del arroyo, ¿crees que deberíamos ir allí esta noche? No quiero arruinar mi única oportunidad de arreglar mi dedo. —Creo que no podría hacer daño, pero creo que tu loba estaba tratando de ayudarte todo este tiempo —dice, tomando mi mano herida en la suya y examinándola—. Algunos compañeros tienen un vínculo tan inusualmente fuerte que pueden hacer cosas que otros