Un día de tantos de trabajo Daniel tuvo que salir de afán y me dijo: "si vienen chicas a la sala privada ediles que hoy no hay servicio".
Solo contesté con un "ok", esta era mi oportunidad de ver qué había allí.
Esperé un tiempo prudente y aproveché que no había nadie para ir a dar un vistazo, lamentablemente no me fue posible pues la puerta tenía candado, intenté husmear por alguna rendija pero no encontré ninguna, ensayé todas las llaves que me dejó pero ninguna servía. Tenia que ser algo muy importante o ilegal lo que allí se encontraba.
No insistí más y regresé a mi puesto, el día estaba lluvioso y nadie había venido, me puse a realizar mis trabajos del colegio, en eso llegaron dos de las chicas que siempre ingresaban a ese cuarto, preguntaron por Daniel, sentí que podría sacarles algo de información así que con mucha seguridad y voz firme les dije: "Si vienen para la sala privada, hoy no hay servicio, Daniel no está y por obvias razones no le confía las llaves a nadie, ni a mi, ya saben como es con ese tema".
Las chicas se miraron con algo de duda, no sé si creyeron o no que yo estaba enterada de lo que allí sucedía, salieron y una de ellas me dijo: "Deberías decirle a Daniel que te deje trabajar con nosotras, eres muy bonita y ganarías mucho dinero".
La verdad eso me quedó sonando, pero no sabía como abordar el tema, si le decía así directamente se daría cuenta que estuve indagando, si había dinero de por medio me interesaba bastante, además, andaban con ropa de buena marca, celulares costosos y siempre muy bien arregladas, se notaba que tenían buenos ingresos y eso era lo que yo necesitaba para pagar mis estudios.