3. Algo que no debí ver

906 Words
Kagome —Papi, ¿ella será mi nueva madre? —Momento incómodo. —Yui, ella no será tu madre hija, ella solo será tu niñera — la niña pone cara triste. —Yui, aparte de tu niñera puedo ser tu amiga si lo deseas — me pongo de pie junto a ella. —¿De verdad? —Sus hermosos ojos me miran y brillan con ilusión. —Claro que si — y sin esperarlo Yui salta sobre mí haciendo que ambas caigamos al suelo y no puedo evitar soltar una carcajada a la cual Yui me acompaña. —Yui no hagas eso — su padre la regaña y ella se baja de mí y se sienta en su cama. Inuyasha me pasa la mano para ayudarme a pararme y yo la tomo — lo siento por lo que hizo. —Descuide no me molestó, al contrario, es mejor que ella se sienta en más confianza — le respondo tratando de ocultar el nerviosismo que me causa su presencia. —Mañana tiene que estar aquí a las 14:00, si tiene que ir a su casa para bañarse, le pido que traiga ropa cuando salga y lo hace aquí, soy un hombre muy ocupado y me gusta la puntualidad — yo asiento. —Bueno me voy a despedir de Yui — me acerco a ella — Yui ya me voy — ella me mira triste. —¿Por qué te vas ?, no quiero que te vayas — me dice triste. —Pero mañana regreso y podemos jugar. —¿De verdad? —Claro que si — la abrazo y le beso la cabeza. —La acompaño a la puerta — me avisa Inuyasha y yo asiento. —Gracias — le digo ya en la puerta. —Gracias a ti por hacer reír a mi hija de nuevo. —Su hija es encantadora señor. —Llámame Inuyasha. —Inuyasha — le sonrío y me despido. Inuyasha Cuando vi a esa joven me sorprendí bastante, era idéntica a Kikyo, pero lo que más me impresiono fue que Yui sonrió y la conoció hoy. Cuando la chica se acerca me pongo nervioso, pero lo sé disimular muy bien. Cuando ella se marcha subo a despedirme de mi hija para luego irme a dormir. —Buenas noches hija — le beso la cabeza y la arropo con su sabana de princesas. —Papi, Kagome se parece a mi mami — me dice mi hija y me parte el alma. —Si mi amor, pero ella es Kagome no tu madre — le aclaro. —Mi mamá nunca jugo conmigo y Kagome si — dice en un susurro antes de quedarse dormida. Me voy a mi habitación y me acuesto, cierro los ojos y lo único que me llaga es una linda azabache con ojos chocolate, y pensando en ella me quedo dormido. Kagome Me levanto temprano para poder desayunar y que mi madre no me dé un sermón sobre lo importante que es el que uno se alimente. —Hola hija — el abrazo por la espalda. —Hola mami — le doy un beso en la mejilla y ella sonríe. —¿Cómo te fue ayer? —La niña es un encanto mami e Inuyasha es buena persona — sólo pensar en Inuyasha hace que me sonroje. —Inu ...— mi mamá no pudo terminar ya que Sota entra en la cocina. —Hermana — le doy un beso en la cabeza. —Hola Sota — desayunamos y me marcho a la universidad encontrándome con Sango y le cuento todo sobre Inuyasha y Yui. —Wao amiga, veo que a alguien le gusta su jefe — me mira picara y me sonrojo hasta más no poder. —Cállate — le digo nerviosa. —Espero que me enseñes al bombón de tu jefe, mira que hasta curiosidad tengo por conocerle — me dice Sango caminando conmigo dentro de la universidad. —Sango ya basta — digo con mis mejillas rojas. —Nada de basta, tu jefe es el primer hombre que logra hacer que tú — me señala — logre ver lo que es el sexo masculino y bien dotado. —¡Por Kami Sango! —Río por sus ocurrencias. —Sabes que es la verdad Kagome — me dice ella mirándome fijamente. —Pero es mi jefe — hago señas con mis manos en forma de explicación y Sango sabe que lo cuando estoy nerviosa. —No me importa que sea es rey de España, el hombre te gusta, y lo que más me sorprende es que te tenga con una sonrisa bobálica, solo lo conoces de ayer — me reprende en broma. —Creo que me gusta ... un poco. —Kagome — ella suspira — solo te pido que no te ilusiones — la miro atenta — no sabemos si tiene una novia, amante, o algo parecido. Me dices que es viudo, pero es muy guapo y aparte de guapo millonario, sabes que las mujeres tienen que estar tras él como cucarachas. —Es verdad, gracias amiga — la abrazo. —Vámonos antes que nos dejen afuera. —¡Vámonos!—respondo entusiasmada, la verdad es que amo mis estudios. Después de un largo día de estudio llego a casa de Inuyasha, toco la puerta y Sara me abre. —Hola Sara—ella me sonríe. —Hola Kagome—me mira extraña por lo que espero que hable—yo...Kagome, yo quería disculparme por cómo te trate ayer—se disculpa—debiste darte cuenta que te trate un poco mal, yo lo siento...pero es que tú apareces de la nada y me perturbaste. —¿Te perturbé?—ella asiente. —No puedo decirte como o por qué, porque esa información no es a mí a quien le corresponde decirte—asiento. —Está bien, entiendo—ella me sonríe. —De verdad, te pido disculpas, yo no me suelo comportar de ese modo—y yo la acepto, subo al cuarto de Yui y la puerta está un poco abierta por lo que entro sin tocar. Y en ese momento preferí haber tocado para evitar ver esto, para evitar ver algo que no debí ver. Entro encontrándome a Inuyasha y una chica besándose...
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