Narra Alejandro:
Toda mi vida me la he pasado haciendo cosas arriesgadas consciente e inconscientemente; de niño, trepando al árbol más alto para impresionar a las niñas de mi clase, de adolescente, haciendo maniobras en la motocicleta que me compró mi padre para ganar miradas de las muchachas y en la adultez, conduciendo como un loco para descargar un poco de adrenalina. Ya sea por suerte o por desdicha, me ha gustado siempre vivir al límite, al borde del peligro y para colmo, el trabajo que me tocó se encargó de darme la dosis necesaria para el día a día. Sin embargo, lo que he hecho esta noche no se compara a ninguna de esas veces en las que me he expuesto, puesto que, aunque he sido muy temerario, nunca me había metido en la boca del lobo como ahora.
No solo hay que resaltar el hech
