— Alexander. — balbuceo incrédula. No puedo creer que el me este haciendo esto hoy que ha llegado su familia, claro por eso fue que no quiso ir él por ellas. — ¿Como pudiste hacerme grito con ira? — camino en automático hacia donde esta — Eres un maldito mentiroso — bramó golpeando su espalda y el costado libre de su cuerpo. Siento tanta rabia. — Siempre tan inoportuna niña, por lo visto no has aprendido. — una voz conocida me hace detener, no puede ser que sea ella, no, ella no — ¿Deborath? — ella es la mujer que se esta revolcando con el que era mi prometido, la muy desvergonzada ni siquiera se cubre cuando volteo a mirarla. Tiene los senos descubiertos y la falta a medio subir, aún mi jefe no metía su lengua en su centro. — ¿Podrias largarte de una vez por todas?, queremos continuar