— Alejate de mí, no me toques. — grito aterrada cuando Ricardo se acerca.
— No te haré daño, solo escuchame.. — dice pero se que solo lo hace para engañarme.
— ¿Que no me harás daño? Pues te informo que ya me lo hiciste, ¿O es que acaso no ves como me dejaron tus cómplices? — digo sin controlar las lágrimas ni el miedo que siento.
— Admito que me equivoque al principio yo quise ayudarlas pero luego te conocí y simplemente no puedo lastimarte. — declara acariciando mi mejilla, muevo la cabeza a un lado para evitar su contacto. — No me rechaces Isabella, yo soy el único que te puede sacar de toda esta mierda. — brama halandome del cabello.
Cuando me quejo por el dolor que me causa Ricardo me besa metiendo su lengua dentro de mi boca, siento la bilis en la garganta. Una mezcla de alcohol
