Capítulo 3

1121 Words
El fin de semana se esfumó y tuvimos que volver a la escuela. Estaba nervioso, más nervioso de lo normal. Leyna se encontraba ansiosa por volver a ver a su Mate. Ya no iba a poder seguir ocultando que Leyna se volvía loca cada que el humano se encontraba cerca, pero cambiar de habitación era imposible. Abrí la puerta de la habitación, fui a mi lado de la habitación y me senté en el borde de la cama ¿Por qué malditamente la habitación tenia que estar repleta del aroma del humano? Entonces estaba seguro que él ya había llegado, el aroma era fresco. Me tomé el entrecejo y suspiré, me levanté de nuevo y luego fui al baño, tenía que darme una ducha antes de ir a clases. —Nuestro Mate está cerca— Leyna bailo de emoción dentro de mi. —No, Leyna— dije yo mientras me miraba al espejo —Él no es nuestro Mate, no voy a emparejarme con él— tomé la toalla y me seque la cara. —Me partes el corazón, sabes— gruñó. —No es culpa mía que la diosa luna te haya entregado a un idiota como Mate. Empiezo a creer que nos odia— me giré y salí, fui al armario y tomé lo primero que vi, me cambie la ropa y tomé mis cosas para poder ir a clases. —No a mi, tonto— Alegó mientras caminaba hacia él aula —Soy una de las mejores guerreras, ¿Por que crees que me dio a ti como tú loba? —Para molestarme— susurré —Puedo decir y estoy completamente seguro que mis padres le hicieron algo en el pasado, ella se está desquitando conmigo, lo juro. —Si claro. Mi diosa jamás haría algo como eso— gruñó nuevamente —Sabes que. Esta conversación no nos llevará a ningún sitio, así que ya me voy— con eso cerró la conexión y no la oí más por el resto de la tarde. Todo lo que le dije era verdad, no entiendo por qué se molesto. Mierda, tenía que tener el orgullo alto. Tomé mis clases con normalidad, aunque los cuchicheos y miradas tontas no faltaron. Me veían como alguien que se había atrevido a algo prohibido. Bueno, todo el mundo en esta institución idolatra al humano como un ser superior y claramente el que yo me haya acercado a él en la fiesta del fin de semana era algo imperdonable. Di la menor importancia, aunque yo debía sostener que el idiota me caía mal. Tenía que darles a entender que lo odiaba y él solo pensar que pase la noche con él era repugnante. Pero eso solo me podría en el centro del periódico escolar “El futuro alfa de la manada de lobos negros del norte se metió en la cama del futuro líder del clan Becker”. Odiaría tener que lidiar con ese tipo de cosas, así que solo ignorare estos malos comentarios. Se que pronto lo superarán, no es como si el mundo se acabara con lo sucedido. Fui directo al dormitorio, afortunadamente el humano no se encontraba ahí, así que tendría paz y tranquilidad. Bueno, no es como si estuviera en el dormitorio siempre, de hecho jamás ha estado aquí por más de dos horas. Lo único que hace es venir y cambiarse para las clases. Me recosté en la cama y reproduje música antes de entrar a mis r************* para enterarme de las novedades. Después de desestresarme fui a mi escritorio y comencé a hacer las tareas pendientes. Realmente no tenía muchas tareas y las pocas que tenía eran fáciles de contestar. No demore mucho en hacerlas, así que cuando las termine fui al comedor para conseguir un poco de comida, me encontraba hambriento. Volví al dormitorio y me encontré con el humano, lo pasé de largo y fui a mi escritorio para comer a gusto lo que había conseguido de la cocina. —¿Cómo estas llevando la situación?— pregunto desde su lugar. Yo decidí ignorarlo y seguí disfrutando de mi comida. Anteriores veces se resignaba y salía de la habitación, pero ahora estaba colmando la poca paciencia que aún me quedaba. Se levantó de su sitio y caminó rápido a donde me encontraba sentado. Giró la silla y me hizo mirarlo —¿Qué haces? ¿Estás intentando molestarme de nuevo?— lo miré furioso —Si es así debí decirte que no reaccionaré de la mejor manera. —Te hice una pregunta, respóndela— me miró a los ojos. —No se a lo que te refieres. —Sobre lo que ocurrió el fin de semana. —Te dije que lo olvidarás— lo aparte de mí y me levante de la silla —No puedo creer que aún sigas con eso— comencé a caminar, pero él me tomó de la mano y me impidió huir. Me llevó a su cuerpo y luego me recargo en la pared. —Para mi fue la mejor noche que he pasado— pegó su cuerpo al mío y acercó sus labios a mi oreja —¿Puedes dejar de seguir fingiendo que no significó nada para ti?— susurro. Eso me hizo erizar y Leyna comenzó a aullar. —No lo hizo, por si lo olvidaste, te recuerdo que no me simpatizas ni un poco— lo miré —¿Eres tú el que no entiende que era el alcohol quien actuó en ese entonces? —Mientes, pequeño Franz— vivió a susurrar y esta vez puso sus labios sobre los míos. Quise alejarlo, pero Leyna se sentía llena y complacida por cada toque que el humano hacía. Entonces mis labios comenzaron a moverse al compás de los suyos. Sus manos comenzaron a pasearse por mi cuerpo. Eso hacía que mis sentidos se nublaran y que quedara completamente indefenso frente a él No, eso jamás debía pasar. Era un alfa, maldición. Debía ser fuerte y suprimir mis deseos. Cuando recupere la cordura mordí su labio y lo aventé lejos de mi. —Idiota— dije antes de salir corriendo de ahí. Mierda, mierda y más mierda. Él estuvo a punto de conocer mis deseos de tenerlo. No, eso no. Eso jamás. Corrí tanto como mis piernas me lo permitieron y logré llegar a las chachás de fútbol en el patio trasero, aquí me paré a la mitad de una y me dejé caer al suelo. Hay no, hay no ¿Que voy a hacer a partir de ahora? ¿Cómo voy a verlo a los ojos? Diosa, se que jamás te he pedido nada, pero, por favor, solo por esta vez, ¿podrías emparejarme con alguien más?
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