Dereck. — Ayer Sophie no lucía bien cuando se fue de tu apartamento — comenta Jade mientras, junto a Thomas, cenamos en uno de sus restaurantes favoritos —. Además, la invité a venir y no quiso. — ¿Ya metiste la pata? — Pregunta Thomas, mojando con una salsa un tanto viscosa lo que sea que está comiendo. — No quiero hablar de ello — murmuro con desgana, recostándome bruscamente en mi silla. Lo cierto es que vine casi obligado por Jade, pues sinceramente lo último que quiero es tener un interrogatorio por estos dos. — Ya metiste la pata — dice Jade en una afirmación. — No, no metí la pata — le digo, molesto —. ¿Por qué no pudo ser ella quien se equivocó? ¿Por qué tienes que asumir que fui yo? — Porque tú eres tú — mi supuesta mejor amiga me sonríe —, y es muy fácil que lo arruines s