Dereck. Cuando estamos a punto de salir por la puerta, me detengo, apoyándome contra la dura madera. Y miro a Sophie de pies a cabeza porque ella es un espectáculo para mis ojos, el mejor de todos. Es hermosa, absolutamente hermosa. Y no sólo físicamente, sino principalmente adentro, en su alma. Esa benevolencia y fuerza interior que tiene la hace lucir aún más hermosa. La más hermosa de todas. — ¿Qué haces? — Pregunta, tomando mi hombro con dos manos e intentando moverme. Me mantengo en mi lugar, mirándola risueño. — Tú estas muy bonita. — Ah, ¿sí? — Me levanta una ceja, luciendo igualmente divertida. — Sí, muy muy muy bonita — envuelvo mi brazo en su espalda y la pego a mí, abriéndole espacio entre mis piernas. Con mi otra mano peino su cabello rojizo hacia atrás, sin dejar