…entre la pelea, agarre un cenicero de cristal grande y le di en la cabeza, al fin pude con ella quedo desmayada, rápidamente me pare no sé cómo ni yo misma me lo explico, pero la senté en una silla y la amarre fuertemente, fui a la cocina por una jarra de agua, se la vacíe encima y si reacciono, despertó y me vio con sorpresa empezó a vociferar. —Suéltame, suéltame te vas arrepentir. —Yo le dije, si te voy a desatar y te voy a dejar ir, nada haremos contra ti pero primero dime donde están mi esposo y mi bebe, ella empezó a reír como loca, dure varias horas con ella pero no me decía nada, después recorrí toda la casa buscándolos pero no los encontré, todo lo que hacía era inútil cansada y desesperada le pedí y rogué que me lo dijera, y solo me dijo no sin antes volver a reír, entonces