Un día que llegué a la oficina y me estaba esperando a que llegara un hombre no muy viejo como de cincuenta años, mi secretaria me dio su tarjeta que decía LIC.RAUL RAMIREZ, lo hizo pasar se presentó y me dijo que iba en nombre de la señora Ester García, con mucha pena le dije que tal vez se había equivocado, pues yo no la conocía, el me contesto: —Claro que la conoce tal vez la olvido, pero si la conoce, ella era la tía de su mamá o sea su tía abuela. Me quede pensando, pero no daba con ella, acepte por cortesía y le dije: —Bueno pues usted dirá. —Solo vine para informarle que su tía la señora Ester falleció y la incluyo en su testamento, por tal motivo le pido que se presente usted en mi despacho mañana a las nueve de la mañana, vengo personalmente porque su tía así me lo pidió.