Carmen ignoró la palpitación que notaba en el tobillo. Se había hecho daño al darle una patada al último tipo. Aquellos hombres eran más difíciles de pillar por sorpresa, y empezaba a sospechar que los guerreros a bordo de la V’ager habían estado jugando con ella. No le habría sorprendido que hubiesen acudido en busca de una pelea contra ella solo para aliviar el aburrimiento de estar encerrados en una nave de guerra durante largos periodos de tiempo o simplemente porque para ellos Carmen era una novedad. Los tipos contra los que estaba peleando ahora iban completamente en serio.
Había logrado escapar golpeando al guardia en la cabeza con un jarrón. Había tenido que actuar un poco para lograr que el guardia abriese la puerta para ver cómo estaba, pero el fuerte grito que había soltado y e
