Varias horas más tarde, Carmen se encontraba caminando junto a Cara, Ariel y Trisha en dirección a las habitaciones de Abby, acompañadas por una docena de guardias que mantenían una pequeña distancia respecto a ella. Carmen se había sorprendido al oír que llamaban a la puerta, y había cogido el jarrón que siempre mantenía a mano antes de percatarse que lo más probable era que ya no le hiciese falta. Había abierto la puerta y se había encontrado a Cara dando saltos como una pelota llena de energía al otro lado, con Trisha y Ariel tras ella y un carrito lleno de jarras de…
―¿Café? ―había preguntado Carmen esperanzada, mirando el carrito con una expresión que había hecho que los guardias se apartasen todavía más―. ¿Tenéis café?
La risa animada de Cara había llenado todo el pasillo.
―Tenemo
