1. Volver a verlo.

2246 Words
Baúl de mensajes de Summer Cooper a Dominic Pauls: Nic, ya llevo más de un mes fuera de casa. Ha sido más difícil de lo que creía, solitario, frío, un poco desolador. Extraño los abrazos de mamá, los regaños de papá... y te extraño a ti. Me pregunto si me extrañas, ¿tal vez sólo un poco? Sin embargo, no volveré a casa, esto es lo que quiero, y no me voy a echar atrás. Porque en las noches, bajo las estrellas y viendo la luna, me llega el sentimiento; estoy haciendo lo correcto. Sinceramente, una nostálgica pero orgullosa de sí misma... Summer. 1. Volver a verlo. Summer. Es extraño cómo a veces la vida funciona. En un momento estoy en el auge de mi vida, alcanzando la independencia que siempre quise, conociendo los lugares que siempre deseé pisar, volando como la mariposa que soñé ser desde niña… sólo para que el universo me enviara la bola curva más inesperada posible, que terminó acabando con todo lo que yo creía que ya tenía resuelto. Y aquí estoy ahora; sin hogar, asustada de mi propia sombra y organizando mis prioridades porque me aterra vivir sola. Con un poco de nervios y sintiendo el vacío al que no me quiero acostumbrar, llamo a Heaven y le informo que ya estoy aquí. — Espérame, estoy llegando al edificio — ella dice con el sonido del tráfico de fondo, luego cuelga, dejándome sin nada por decirle a cambio. Miro el teléfono en mis manos, lo guardo y observo con desapego el edificio frente a mí. Es grande, lujoso y la entrada está custodiada por guardias de seguridad. En perspectiva, es perfecto. Queda cerca de la academia, es central y de los mejores lugares para vivir en Londres. Sin embargo, es extraño volver a estar rodeada de tanto tráfico y ajetreo. Generalmente escogía lugares más tranquilos para hacer mi trabajo o, al menos, me hospedaba en pequeños hoteles que me brindaran tranquilidad y silencio para mis videos. Estar de vuelta en la capitalización de Londres se siente como algo nuevo, pero viejo al mismo tiempo. — ¡Summer! — El grito de mi nombre me hace girar hacia la voz, el frío de la tarde londinense choca en mis mejillas y mi largo cabello castaño vuela bajo mi gorrito de lana. Heaven levanta su brazo, moviéndolo de un lado a otro mientras se acerca a mí. Sonrío, es inevitable no hacerlo. Ella es mi niñez, ella es familia, ella es hogar. Y yo he estado tan lejos de casa que incluso había olvidado lo cálida que es una sola sonrisa suya. Me río cuando Heaven me envuelve en sus brazos, la cámara que cae de su cuello queda entre ambas, pero eso no le impide sostenerme con fuerza. — ¿Hace cuánto no nos vemos? — Cuatro — susurro —, tal vez cinco años. — No puedo creerte — se aleja sonriendo, mirándome risueña —, Aaron debe haber perdido la cabeza. — Está bien — me encojo de hombros, eludiendo el tema de papá, me enfrentaré a eso más tarde. Heaven parece notar mi incomodidad, así que rápido deja el tema pasar y me pide con un movimiento de su mano que la siga. — Ya le informé a administración que vivirás conmigo, así que no debe haber problemas con los guardias en portería. Toma — me entrega una tarjeta de acceso —, para que puedas entrar y salir cuando quieras. Sostengo el plástico en mis manos, mirándola en silencio mientras ella me hace pasar al ascensor. — De verdad te agradezco esto. — Ni lo digas — ella presiona el número cuarenta y siete del ascensor, uno de los últimos pisos —, el apartamento generalmente se lo pasa solo, así que no es ningún problema. ¿Cuándo empiezan tus clases? — En dos días. — Eso es pronto — ella me mira, luego a la única maleta que sostengo —, y viajas ligera. Me encojo de hombros, sin nada por decir. Ella me mira detenidamente, como si intentara leerme, pero aparto la mirada antes de que pueda ver más de lo que quiero mostrar. — Summer… El ascensor llegando a su piso detiene sus palabras, lo que agradezco. Nos movemos en silencio, la efusividad de ella en otro momento de mi vida se me habría contagiado, pero ahora mismo nada parece darme color, lo que sinceramente detesto. Odio que él me haya robado esa alegría que siempre llevaba intrínseca conmigo. Odio que siga teniendo poder sobre mí, aun cuando nunca podrá tocarme. Un paso dentro del apartamento y un cálido aroma invade mis pulmones. Es terroso y varonil, también ligeramente familiar, pero no logro identificarlo. — ¿Vives tú sola aquí? — Le pregunto, mirando alrededor. El lugar es tan grande para ella sola, pero el dinero nunca le ha faltado a los Pauls, así que no es de extrañar que Heaven viva en un espacio así. Miro a Heaven, esperando a que responda mi pregunta, pero ella deja escapar una risita un tanto nerviosa y me pide que la siga con otro movimiento de su mano. — Esta es la cocina, casi nunca se usa, así que prácticamente la estrenarás. Es toda tuya — y me sonríe, como esperando a que yo me emocione por sus palabras. Increíblemente, lo hago. Camino dentro del espacioso lugar, mi mano acaricia reverentemente el mesón de cuarzo, la estufa eléctrica y el horno de última tecnología que me llama a gritos por ser usado. — ¿Crees que es suficiente para ti, chica muffin? — Chica muffin — susurro —, hace mucho no escuchaba ese apodo. — Haz estado muy lejos de casa, Summer. — Se siente como si hubiera pasado toda una vida. — Así que… bienvenida. Me giro a mirarla, sonriendo. Sus palabras mueven algo dentro de mí, porque los últimos días he estado tan desorientada y sin un rumbo fijo. Sus palabras significan más de lo que ella creería. — Gracias. Heaven me asiente, un brillo de preocupación pasa por sus ojos, pero antes de que ella pueda hacer alguna pregunta, mi teléfono interrumpe nuestro intercambio. Es papá. Acaricio el lateral del aparato con mi pulgar, dudando en contestar. — La terraza es por allá — Heaven me señala hacia el exterior —, por si necesitas privacidad. Con otro bajo agradecimiento, me muevo hacia la terraza, apenas y prestando atención a lo que me rodea, y le contesto la llamada de papá. — ¿Dónde estás, Summer? — Él truena al otro lado del teléfono. — Ya te lo había dicho, papá. — Aquí también hay academias de cocina. — Papá… — Es que no lo entiendo, Summer, ¿qué estás haciendo? — Londres queda lo suficientemente cerca de casa, vivimos aquí gran parte de nuestras vidas, ¿por qué te sorprende que haya escogido este lugar? — Después de lo que pasó… — No quiero hablar de eso — le digo, alzando un poco la voz, mirando detrás de mí, pero Heaven no está cerca —, estoy bien. — Tienes sólo veintitrés años, Sum, puedes vivir de vuelta con tus padres si quieres, no hay ninguna vergüenza en ello. — No es eso — le aseguro, porque es verdad. — Entonces ven, tu madre y yo siempre te recibiremos con los brazos abiertos. — Papá… — miro hacia arriba, ahuyentando mis lágrimas. — Lo que ese hijo de puta te hizo… — Está fuera de discusión — le digo —. Mira, lo que pasó es un riesgo que tomé cuando decidí dedicarme a lo que me dedico, además, no es como si me hubiera hecho daño. Al menos, no físicamente. — Cariño… — Viviré con Heaven, sólo… necesito ausentarme de internet por un rato, necesito volver a organizarme, necesito volver a sentir que tengo el control… pero estoy bien, papá, te lo prometo. Sólo… necesito espacio para mí misma. Y estar con ellos me hará sentir indefensa y vulnerable, porque sé que estarán cuidando cada uno de mis pasos, asustados de todo, incluso más que yo. Por muy duro que suene, ellos no son lo que necesito en este momento. — Te amo, mi bonita mariposa, ¿lo sabes? Aprieto mis labios, reteniendo un sollozo. — Te amo más — le digo con toda la compostura que puedo reunir. — Tu madre quiere hablar contigo. — Por favor, no — le imploro, porque no quiero llorar —. La llamaré más tarde, cuando me haya instalado. ¿Está bien? — Summer… — Dile que la amo. Y cuelgo, sosteniendo el teléfono contra mi pecho mientras lucho por control cuando por dentro soy un desastre… sospecho que siempre lo he sido. Limpio la escurridiza lágrima que baja por mi mejilla y un caleidoscopio de imágenes de mi niñez se estrellan en mis ojos. Probablemente, yo fui premiada con los mejores padres que se puedan tener. Me han apoyado en cada decisión a lo largo de mi vida, aun cuando no estaban convencidos de algunas de ellas. Cuando decidí no ir a la universidad y en cambio decidí ser creadora de contenido, especialmente ser catadora de postres y viajar alrededor del mundo en búsqueda de gastronomía nueva, mis padres no estaban convencidos de mi decisión. Pero me apoyaron. Saben que lo que más valoro es mi independencia, saben que me gusta tomar mis propias decisiones, así que cuando fueron esas propias decisiones las que me llevaron al evento más traumático de mi vida, fue como si hubieran quitado el tapete bajo mis pies. Ahora mismo me encuentro dudando de todo, de cada decisión que tomo, de cada camino que decido cruzar. Estoy tan perdida. Y no quiero arrastrarlos a ellos conmigo. Necesito volver a encontrarme, necesito volver a sentirme orgullosa de mis decisiones, segura de lo que hago… y eso es algo que debo lograr yo sola. Nadie más lo puede hacer por mí. — ¿Summer? — Un golpecito en la puerta de la terraza me saca de mi mente y me giro para encontrar a Heaven. — ¿Sí? — Tengo que volver al trabajo, se presentó un problema, pero dejé la puerta de tu habitación abierta para que sepas cuál es. Puedes usar la cocina. El resto de la casa está a tu disposición. Intentaré no tardarme. — No, no, está bien — la tranquilizo —, no te preocupes por mí. Ella me mira con duda por algunos segundos, pero le sonrío, convenciéndola de que estoy bien. Finalmente, Heaven deja escapar una risita y se marcha. Me paso el resto de la tarde guardando mis cosas, tomo una ducha y me pongo cómoda. Agarro mi ordenador y escribo ideas para nuevo contenido. Puede que, por el momento, no me sienta segura grabando nuevos videos. Pero, confío que eso en algún momento cambiará. Tal vez, pronto, dejaré de tener miedo y volveré a ser la misma Summer alegre de antes. Cuando me quedo sin nada por hacer, voy hacia la cocina y miro emocionada el perfecto espacio. Lo juro por mi vida, nunca había visto una cocina más perfecta que esta. Con un poco de entusiasmo corriendo por mis venas, empiezo a abrir los estantes, el refrigerador, los cajones y me familiarizo con el lugar de la casa en donde más pasaré mi tiempo. Al ver que la despensa está prácticamente vacía, hago una pequeña lista de compra y pido los ingredientes por domicilio. Heaven no mintió cuando dijo que el apartamento se lo pasaba mayormente vacío, el estado desértico de la cocina es una evidencia de ello. Entonces la harina y demás ingredientes llegan y yo me pongo manos a la obra. Chica muffin, recuerdo el apodo con el que Heaven me llamó. Y es que, cuando era niña, en las reuniones familiares en donde sus padres, mis padres y los amigos más cercanos de ambas familias se reunían, yo siempre llevaba pequeños muffins que preparaba con ayuda de mi madre. Me río, haciendo la nueva masa. Yo era una pequeña revoltosa, igual que Heaven, y mientras que ella hacía travesuras para hacer enojar a su hermano mellizo, Dominic, yo buscaba cualquier oportunidad para estar cerca de él. Estaba tan enamorada del hermoso chico que siempre le daba el mejor y más perfecto muffin. Por supuesto, luego crecimos y comprendí que mi enamoramiento era unilateral, lo que estuvo bien, porque nunca me hice ilusiones. Yo sólo amaba estar cerca de él, era el sentimiento más hermoso y puro que he sentido. Mi amor de infancia, que me producía una inexplicable felicidad y mariposas en el estómago. Me río de nuevo, recordándolo. No importaba cuán estoico y frío fuera Dom conmigo, él seguía brillando como el sol para mí. Mirando hacia atrás, puedo aceptar que yo era un poco tonta, pero era feliz y mis sentimientos nunca le hicieron daño a nadie. Sólo me llenaban de la más burbujeante alegría. Tomo el resto de mi harina y me giro para guardarla, justo para escuchar el trueno de una voz gruñendo —: ¿Qué rayos haces tú aquí? Brinco, lanzando el recipiente, lo que provoca que la harina salga volando por todo el lugar, cayendo como una lluvia de arena blanca que me baña y lo baña… a él. Porque justo frente a mí, con el ceño fruncido, mirándome como si yo fuera el mayor inconveniente de todos, está Dominic Pauls. Y no luce feliz de volver a verme.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD