3869 Words
Dante Inhaló la línea blanca del polvo de ángel, aspiró todo y limpio lo que queda en mi nariz. El alucinógeno hace efecto pronto, la ventaja de tener producto puro. Las fiestas de este tipo me encantan, sin restricciones, totalmente corruptas porque desde aquí puedo divisar a políticos, médicos e incluso policías, la justicia es una mierda total. Por algo deje la Marina, por algo soy lo qué soy. — ¿Qué hay, güey? – Pablito llega con dos mujeres a cada uno de sus lados. El mexicano siempre ha sido, como él lo dice, un latin lover. – Mis amigas, Ana y María. — Señoritas – les sonrió cuando se sentaron frente a mí con mi amigo. — Consigue algo para está noche, hay muchas hermosuras hoy – dijo Pablito, mirando con morbo a ambas chicas. — Eso mismo haré. Me levanté y fui al bar. Joder siempre he querido un bar, he trabajado como barman en muchos lugares, excepto aquí, Los Santos fue un nuevo inicio. — ¿Lo de siempre? – dice el barman que ya me conoce. Vengo a este club muy seguido. — Lo de siempre – respondo. Mientras el barman preparaba mi trago, sacó un cigarro y lo enciendo. El sabor de la nicotina se queda en mis labios cuando saco el humo, miró el entorno, demasiados prostitutas, chicas que seguramente son menores de edad, este lugar es un asco, pero este lugar es el que mejor paga mis servicios. — Aquí tienes. Tomó el trago y le doy un sorbo, el whisky humedece mi boca. Estoy por regresar con Pablito, no es la primera vez que pasamos una noche juntos compartiendo chicas, pero sin darme cuenta tropiezo con alguien y tiro mi trago sobre alguien. — Mierda, lo siento – me disculpo, poniendo el vaso sobre la barra. — Puta madre – la escuchó maldecir. – ¿Por qué no te fijas, imbécil? — Ya dije que lo siento, fue un maldito accidente. Trato de arreglar lo que hice, pero solo lo estropeo más. Es ahí donde la chica levanta el rostro y acomoda su cabello… es hermosa. Y no creo que sea por lo dopado que estoy, está chica en verdad es muy hermosa. Demasiado. — Deja de mirarme como un anormal. Se pasa de largo con dirección al baño. Debo estar en verdad muy drogado, porque mis pies la siguieron por inercia en cuando se fue, no iba a esperara a que saliera del baño, abro la puerta y la encuentro frente al espejo tratando de arreglar su blusa. — ¿Ahora qué? ¿Me estás siguiendo para joderme más la noche? No sé ni qué hago aquí. — Trato de disculparme – me acercó a ella. — Ya lo hiciste y no te disculpo, era mi blusa favorita, ahora voy a llegar oliendo a borracho cuando no he tomado ni una jodida cerveza. — Déjame compensarte – me quedo a pocos pasos de ella. Y la observó con detenimiento. Su cabello castaño cae por sus hombros, ocultando su rostro cuando lo baja. Su piel bronceada brilla incluso con la luz tenue del baño. Tiene puestos pantalones negros que le marcan a la perfección sus piernas, y su buen culo, la blusa azul que acabo de joderle tiene un escote que resalta sus pechos. Vuelvo a decirlo, es hermosa. — Puedo invitarte un trago – relamo mis labios. La chica parece harta de mí, levanta la vista y me mira. Y hace justo lo que acabo de hacer, observarme de pies a cabeza. Soy guapo, obviamente, pero cuando estoy sumido en las drogas quita mi belleza. — ¿No te rindes, verdad? — Estoy en el baño de mujeres, ¿eso no te da una respuesta? – le sonrió. – Mira, sé la procedencia de este club, yo acudo seguido porque es quien paga mis servicios y quien tiene la mejor droga, no me importa que tan importante seas en el mundo de afuera, aquí has venido a divertirte sin reglas – me atrevo a cortar toda distancia. – Juguemos sin reglas. — No te conozco. — ¿Y eso no lo hace mejor? Cuando todo termine, no tendremos que seguir esa rutina de mierda de las películas donde te llevo el desayuno, o donde te invito a una cita. ¿Qué dices? ¿La respuesta? En menos de una hora yacíamos en mi casa, besándonos frenéticamente, con la adrenalina corriendo por nuestras venas, estaba tan ansiosa que me estaba rompiendo la ropa y yo no me quedaba atrás. La tomé en mis brazos y la lleve hasta la cama, saque una navaja cuando la deje sobre la cama, su mirada brillo de malicia cuando vio la navaja, que ella sola tomó la muñeca de mi mano y la guía a su blusa arruinada por el whisky. — Termina de joderme la blusa – dice con voz excitada. Sonrió malicioso y acató su pedido, con el filo de la navaja terminó rompiendo su blusa azul y de paso rompí su sostén, liberando grandes senos, redondos, con pezones duros y erectos. Guardó la navaja y me hago cargo de sus pechos, chupo, lamo y muerdo uno de sus pezones, mientras que una de mis manos aprieta su pecho libre. Escuchar sus gemidos son gloria para mí, está caliente y excitada, justo como yo, quiero darle más y quiero tener más de ella. Sus manos tomaron mi rostro, buscando mi boca, me besa, me come con la boca. Sus dedos se hunden en mi cabello, una de mis manos recorre un camino por su vientre hasta su pantalón, meto la mano en su pantalón, encontrandome con su encharcado sexo. Froto mis dedos por su humedad, introduzco uno de mis dedos mientras la miró gemir, sonrió cuando veo como su pupila se dilata cuando frotó su clítoris. Justo como si hubiera ingerido la mejor droga y eso es el sexo, una droga adictiva y deliciosa. Muevo mi pulgar en círculos sobre su perla roja, siento como sus bragas se empapan más y más, sus gemidos se vuelven cada vez más fuertes, sacó mi mano y me separo de ella, su rostro denota confusión y excitación, me mira y me llevo mis dedos a la boca. Deliciosa. Está chica no solo es hermosa, sino deliciosa. Vuelvo a acercarme a ella, abrí su pantalón y lo bajó hasta quitárselo con esas zapatillas, vuelvo a ver sus bragas que están chorreando en sus fluidos. Vuelvo a ella, sacó la navaja y rompo sus bragas, llegando a rasgar su piel que deja un pequeño rastro de sangre, el dolor solo la excito más de lo que estaba. La tomó de la cintura y la atraigo a mí, de pie, devorando sus labios, jugando con su lengua, apretando su culo desnudo. Sus manos se deshacen de mi playera, me mira y baja sus manos para deshacerse de mis pantalones, no la detengo, la quiero ver de rodillas. Abre mi pantalón y lo baja con todo y mis boxers, liberando mi gran erección. Vuelve a mirarme antes de tomarla entre sus manos, el largo y grueso m*****o que no puede tomar en una sola mano. Me sonríe antes de ponerse de rodillas, lame el largo de mi m*****o como si fuera una paleta. Un gruñido sale de lo profundo de mi garganta. Lo hace tan bien, como si fuera una zorra experta. Chupa, lame, masturba, masajea mis testiculos… es tan caliente esto. Siento las contracciones del orgasmo, trato de detenerla para no terminar en ella, pero se niega y se aferra a mis piernas y yo exploto. Me corro en su boca, bajó la mirada y ella traga y lame todo el residuo de mi eyaculación. Me tiene como un estupido está chica. La separó de mí, me acuesto en la cama y la invitó a subir, cuando cree que vamos a tener sexo detengo sus movimientos y me mira confundida. — Siéntate en mi cara nena. La chica sonríe y se mueve para quedar sobre mi cara. — Si quieres que te devuelva el orgasmo que me diste, tendrás que ganártelo tú. Su sonrisa se hace más grande, esperaba un insulto como mínimo de su parte, me acomodo mejor, pongo mis manos sobre su culo y ella comienza a moverse. Abro sus labios, lamo, chupo, succiono, devoro como si fuera un helado. Es tan deliciosa, dulce y ácida. Cada movimiento es más rápido, sus gemidos son sollozos, me moja cada vez más, está cerca, aprieto su cuerpo a mi cara para que no se separe y degusto su corrida, su orgasmo. Su gemido fue casi un grito agonizante. Tiembla cuando la bajo de mi cara, me pongo de pie, estoy empalmado de nuevo, voy por un condón y me lo pongo. No necesito un bastardo rondando por ahí y menos con está chica. Abro sus piernas, ella aún convulsiona por el orgasmo, pasar la punta de mi m*****o por su clítoris rojo e hinchado la hacen temblar más, está tan sensible ahora. Entró por completo en ella de una sola estocada. Su gemido aún suena agonizante. Su interior es tan caliente, húmedo, estrecho… mierda está chica me está enloqueciendo. Nuestros frenéticos movimientos hacen que la cama golpee la pared, cambiamos de posición cada tanto, estamos cubiertos de sudor y nuestros gemidos son música para ambos. La tomó de nuevo y entró con fuerza en su interior, queriendo casi partirla, sus gemidos son fuerte, y entonces la veo correrse en un squirt, me moja por completo, es tan glorioso ver eso y saber que lo he provocado yo. No detengo mis movimientos y me corro al poco tiempo con ella. Salgo de ella, me quito el condón y lo tiró, su cuerpo está tan sensible, la atraigo a mí y dejó que recupere el aliento. Está noche no pienso dejarla en paz. ************* Estoy desnudo en la cocina, preparando café, es casi mediodía y tengo el cuerpo lleno de marcas por la loca que aún duerme en mi cama. Tomó un par de MDMA con mi café, esa droga me da vida para empezar el día. Vuelvo a mi habitación cuando escucho maldiciones y gritos. — Tengo una puta operación en dos horas – dice maldiciendo. – Y yo en cama. ¿Operación? Es doctora entonces… — ¿Qué haces desnudo? — Es mi casa – digo cómo sí nada. – Te llevo. Tomó lo primero que encuentro y me lo pongo. Cuando escucho otra maldición. — No tengo ropa, rompiste mi blusa, mi brasier, mis bragas, solo tengo pantalones y no iré así a ningún lado. La miró sin disimulo, su pantalón le queda bien, está desnuda de la cadera para arriba. Le deje algunas marcas, ayer en pleno éxtasis no moderamos nuestras fuerzas ni nada por el estilo, era instinto animal. — Ten – le doy una de mis playeras. – Es esto o ir con los pechos al aire. — Desgraciado – susurra y la toma de mala gana. — Este desgraciado te dio la mejor noche – le doy un guiño. — ¿Dónde está el baño? – señaló la puerta. – Nos vamos en 5 minutos. — Claro jefa. Joder, sobria y de día es un fastidio. Quiero la loca que tenía ayer en la cama. Mi teléfono comienza a sonar, respondo al ver el nombre. — Buen día roja – sonrió mirando como la chica se trata de arreglar — Milagro que estés despierto sabiendo que fuiste al club ayer. — Traje algo a casa – sonrió y vuelvo a la cocina. – Linda y loca de noche, fastidiosa de día. — Como todas, nene – la escucho reír. – Tenemos que vernos hoy, te presentaré a Andrea¿vale? — Estaré ahí, supongo que el mismo lugar ¿no? — Así es, no llegues tarde. — Adiós roja. Corto la llamada cuando la veo salir del baño, mi playera de Bon Jovi le queda muy bien, me gusta como se ve. — Vámonos. No digo nada, aunque me sigue pareciendo hermosa, me está fastidiando. Me pongo mis lentes oscuros y subo a mi motocicleta, espero a que ella se amarre el cabello y se suba abrazándome por detrás. — Al hospital. — Sí señora – dije sonriendo. Conduzco al hospital en un tiempo récord de cinco minutos, claro conduciendo mientras violo miles de reglas de tránsito. Al llegar ella baja como si nada, ignorando al mundo entero, me mira cuando veo que no apago el motor de la motocicleta, no sé qué es lo que espera, fue solo una noche. — ¿Quieres algo? – preguntó cuando vi que no se iba. Me sonríe y veo un atisbo de la chica de anoche. Se acerca, ignorando al mundo entero y me besa, no es un solo un fugaz beso, es un beso lujurioso y caliente. Le sonrió cuando se separó de mí. — Fue un placer, señor – dice con una sonrisa juguetona. Se ve tan bonita con mi ropa. — Un placer señorita, tenga buen servicio doctora – le doy un guiño y me voy del hospital. Llego a mi cafetería favorita, saludo a las chicas que trabajan aquí y a las cuales ya me tire. Me traen mi desayuno cuando recibo un mensaje de texto. Es Taylor, quiere que vaya a su zona para un trabajo. Taylor Dixon es el hombre con más poder, desde empresas hasta en el mundo criminal. Tiene a su merced muchos asesinos y sicarios y entre ellos estoy yo. Pero claro, más de uno lo quiere muerto, su asociason no funciona, no sirve y lo único que hace es joder las cosas. Es por eso que ya hay un plan para acabar con él sin dejar que todo lo que hizo decaiga. Cuando lo veo, está con un ridículo traje rosa y está tan drogado que no diferencia entre la realidad y una alucinación. — ¿Qué quieres Dante? ¿Drogas? ¿Putas? Lo que quieras. — Estoy bien – digo cuando llega una chica desnuda con una bandeja con líneas de cocaína. – Tengo trabajo así que dime ¿cual es? — Hay una mujer, ya tiene tiempo pero apenas se hizo muy relevante porque tiene poder en el mercado n***o, sobre todo en trafico de órganos – interesante, porque yo conoceré alguien con la misma descrpcion hoy. – Quiero que la vigiles y me digas todo sobre ella. — ¿No la mataré? — No por ahora, la quiero con vida, solo vigila, te daré 15 mil por semana. — Está bien ¿quién es ella? — Andrea Conway, es cirujana en el hospital Ángeles. Andrea Conway, la misma chica que es la pieza clave en King´s Blood. Acepto el trato y espero a que me deje ir, mientras presume todo lo que ha conseguido. Me largo de su casa y voy a la mía, tengo que darme una ducha, cambiarme de ropa y prepararme para ir con Roja. Cuando llega la hora acordada llegó a la gran mansión de Kate Fredricksen, una asesina serial que admiro y respeto, es por ella que me uní a está causa. Estaciono mi motocicleta, y cuando entró ya todo el mundo está presente exceptuando Roja y la nueva. — ¿Dónde estuviste? Te estuve buscando anoche – dijo Pablito cuando me senté a su lado. — Con qué Dante tuvo noche de sexo – sonrió Kate sentándose a mi lado, pasó su mano por mis hombros y me beso la mejilla. – Quiero detalles. — Ya saldremos y te contaré – le sonrió. Kate no me suelta, siempre ha sido un tanto encimosa. Pero es mi amiga y la quiero, aunque sé quien le está rondando y sé que pronto tendrá un anillo en el dedo. El ruido de una camioneta hace que ella me suelte para salir a recibir a sus invitadas. Mientras que uno de sus sirvientes se acerca a nosotros con líneas de cocaína, polvo de ángel y pastillas, aceptó la oferta ya que Kate siempre es buena anfitriona, inhaló una línea de polvo de ángel limpiando lo que queda en mi nariz para recibir a las invitadas. Lara llega con el ruido de sus tacones sobre el piso, su cabello rojo ondulado y suelto, se acerca a mí con una gran sonrisa me abraza y me da un beso en la mejilla, manchándome con su labial rojo. — Ups, te manche – sonrió coqueta. La coqueta y sexy de Roja, se inclina para limpiarme el beso que me pinto en la mejilla con la mera intención de que mire sus pechos y eso funciona. Lara es hermosa, una madura sexy, pero no pienso caer con algún médico. — Nena – sonrió cuando me limpia su labial. – Por más sexy y candente que seas, te dije que jamás me metería con una médico, todo personal de salud y policiaco está fuera de mi radar. Estoy seguro de algo, tener algo con un doctor o un policía no es bueno para nada en ningún sentido, por algo me aparto totalmente de ellos, aunque tal vez una noche no hace mal a nadie, pero nada fuera de eso. — Puedo hacerte cambiar de opinión – me sonríe. — Dejalo en paz, dijo que no se mete con doctoras – dijo Kate cuando llegó. – Bueno les presento a nuestra arma secreta, Andrea Conway, nena ellos son nuestra pequeña élite por el momento. — Élite de asesinos, me gusta. Y si mi suerte no fuera tan jodida… La mujer que es una pieza importante en King ́s Blood, la mujer que Dixon me ha enviado vigilar, sea la misma mujer con la que tuve sexo alocado y desenfrenado hace unas horas. Ella me mira y parece tener la misma reacción, joder me sigue pareciendo tan bonita. Aunque no tanto como verla con mi ropa puesta justo en el hospital. Quito la mirada de ella cuando Kate se sienta frente a mí, dejando a Andrea a mi lado. Su fragancia de rosas llega a mí, huele delicioso. Me acomodo en mi silla y me inclino un poco. — Que bien hueles – susurró ocultando mi sonrisa. Andrea acomoda su cabello, casi con la mera intención para que su fragancia llegue mejor a mí. — Tenía que quitarme el apeste a sexo – me mira de reojo y me sonríe. – Tú tampoco estás nada mal. Inclinó la cabeza y miramos al frente. — Matt y yo nos hemos estado haciendo cargo de las empresas, los inversionistas y socios de Dixon están de acuerdo con pasar con nosotros – comienza a decir Kate. – El tiempo corre, pocos granos de arena quedan en el reloj. Tic, tac babies. — Todos están esperando la caída de Dixon – dice Pablito. – Traficantes, mafias, todos han aceptado nuestro trato. — Andrea y yo nos hemos encargado del mercado n***o, pero necesitamos esto para entrar de ellno – dijo Lara. — Bueno aquí entró yo – los miró. – Taylor sabe lo mal que está, pero no deja de ser engreído y arrogante. Sospecha que su baja de consumo es por la señorita aquí presente – señaló a Andrea y me detengo solo para observarla. Joder, que juegos hace el puto destino. – Mi nuevo trabajo, observar de cerca e informar, tal vez solo para confirmar sus sospechas. — Supongo que ya tienes un plan – dijo Lara mirándome. — Sobredosis, el tipo se la pasa tan drogado todo el tiempo, que a nadie le va a sospechar eso – chasqueo los dedos. – Todo es nuestro y King 's Blood se vuelve la nueva compañía de asesinos. — Perfecto – dijo Kate. – Necesitamos un mes, solo eso para que Matt y yo tengamos el control total de las empresas Dixon. — ¿Cómo harán eso? – dijo Andrea. — Matt es hacker y trabaja con Dixon, está transfiriendo todo, mientras que un par de sicarios que tenemos se hacen cargo de asesinar a su familia para que nadie reclame nada. — Wooow. Un mes, estaba estipulada la fecha para acabar con todo y volvernos King 's Blood. Es la hora de acabar con esto y comenzar el verdadero imperio asesino que somos todos. Al terminar Kate me dice como van las cosas con Matt y las empresas Dixon, la mayoría son suyas, delegando un 5% de las acciones, aunque no pienso hacer nada con ellas, mi puesto como sicario está reservado y es el único que quiero. — En unos meses vendrá una chica, la niña mimada de papi ya sabes, es una excelente hacker. — ¿Cuándo llega? – preguntó antes de tomar una cerveza de su nevera. — Cuando todo esté en función, es buena chica, pero necesita disciplina. — Me encargaré de ella cuando esté aquí – le aseguro con una sonrisa. — ¿Tienes planes? – pregunta cuando salimos de la cocina encontrándonos con la mayoría aún. — Quiero ir a casa, tengo sueño. — Cierto tu noche de sexo duro – soníe divertida. – Bueno, hablaremos mañana. Me despido de ella y sin decir nada más salgo de la casa, esperaré a terminar mi cerveza e irme. La mansión de Kate está alejada de todo, no es su residencia permanente ya que tiene su casa en la ciudad, donde vive con Matt quien está planeando su propuesta de matrimonio. Me alegro por ellos, fui casi la causa de que se conocieran, yo conocí a la bioquímica en una fiesta de Taylor, estaba por ser atrapada queriendo poner ácido en la bebida de Dixon cuando la salve, cuando salíamos del club, abrí la primera camioneta que me encontré y en ella estaba Matt, solo entramos y él por alguna razón nos ayudó. Desde ese momento ellos dos no perdieron contacto, hasta el grado de ser una buena pareja. — ¿Cuánto te ofrecieron? – la voz de Andrea me saca de mi mente. Supongo que se refiere al trabajo que Dixon me dio. — 15 mil por semana – digo sin mirarla, ella se pone a mi lado. – ¿Por qué? — Quiero la mitad — se pone frente a mí para que la mire. – Me tienes que vigilar y de cerca, yo digo que trabajemos juntos y me des la mitad de lo que te da él – da un pasó más cerca de mí, pasando sus manos por mi cuello, casi por instinto tomó su cintura y la atraigo a mí. – Además, nos divertiremos mucho. — No me involucro con doctoras – sonrió de lado. – Eres hermosa y sexy, pero no me involucro con doctoras, ni con mis objetivos. — Por favor, solo será diversión y serán 30 días ya lo escuchaste, en cuando King 's Blood sea fundada, ya me habré hartado de ti y tú volverás a tu régimen de no doctoras. ¿Qué dices? — 30 días – sonrió mirándola. 30 días ¿qué puede pasar? Será solo sexo, trabajo en equipo y la formacion de King´s Blood, no pasara nada más después de los 30 días. — ¿Mi casa o la tuya? — digo mirándola. — Mi casa.
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