Dos días parecían ser nada para Selene, que sentía el paso de las horas como una guillotina sobre su cuello; sin embargo, contrario a todo lo que pensó que sería la preparación del viaje, ella no tuvo que hacerse cargo de nada. La Reina la había solicitado en su habitación y luego de una larga charla, en la que ella expuso todo lo que esperaba de ese viaje, Selene se sintió un poco más animada y menos preocupada. La Reina solo esperaba que se diera a conocer a todo el reino su nombre, que se relacionara con los súbditos de la Corona y diera esa muestra de confianza que el pueblo esperaba de sus soberanos. Selene había sido preparada para eso, sin ella saberlo, toda su vida había sido enfocada para ese momento. —Trataré de dar lo mejor de mí, quizá las cosas no empezaron bien —expuso