Frederick no hacía más que esperar el momento en que el vizconde dejara de mostrarle su exclusiva colección de licores traídos de una importante suma de países y reinos, en otro momento, esa habría sido una conversación muy interesante, pero ahora solo deseaba poder subir a su recámara y después escabullirse a la habitación de Selene. El Vizconde le ofreció al rey un trago de su mejor whisky, el cual no pudo rechazar y a ese le siguieron unos vasos más. Frederick no logró su cometido de subir a tiempo para encontrarse con su prometida, pues cuando finalmente pudo subir a buscarla, la encontró dormida sobre la cama. Los ojos del rey recorrieron el cuerpo de Selene, ella no se había desvestido y la culpa lo azotó al darse cuenta de que ella lo estuvo esperando. Con paso lento y silencio