Prologo
Aquel día sería el comienzo de las vacaciones. Nos graduaríamos y sería una de las mejores noches de mi vida. Había acordado con Valeria mi novia de hace unos tres años para ir a la fiesta de graduación algo que ella acepto gustosa. Muchas en la escuela habían caido por mí pero mis ojos solo estaban en aquella rubia de ojos olivos. Durante un tiempo me consideraron el “príncipe” de la escuela pues era popular, tenia una apariencia demasiada atractiva por mi altura y ojos azules. Mi padre era el dueño de una compañía de inmobiliaria que podía generar una muy buena ganancia. Para muchos un partido demasiado exquisito pero mi corazón y mi mente estaba solo estaban en una mujer. A pesar de que quedamos en encontrarnos en la escuela le había enviado mensajes para ver donde se encontraba pero ninguno era respondido.
-Oye Leo has visto a Valeria.
-No la he visto.
-Yo si la vi Magnus, creo que estaba yendo a la clase de arte con Theodoro.
Al escuchar el nombre de ese hombre mis alertas sonaron. Valeria siempre había sido todo para mi, aunque muchos intentaran difamarla. Nuestra relación fue demasiada buena y estable, de estas que parecían ser un cuento de hadas. Quería que ella y yo estuviéramos para toda la vida y mi plan era pedirle matrimonio esa misma noche a pesar de tener apenas diecisiete. Pero a pesar de que nuestra relación era tan hermosa comentarios sobre mi alrededor e incluso mi hermana decían que ella solo me utilizaba. Otros se burlaban diciendo que ella me era infiel y que estaba ciego, pero yo no les creí pues confiaba totalmente en ella.
-Ok gracias Jayce.
No quise parecer que quería correr pero comenze a caminar rápido desde la entrada de la escuela llendo a la sala de arte. Mientras apresuraba mi paso a la distancia escuche un suave jadeo que me pareció a Valeria algo que descarte pues sabía que ella jamás haría eso. Me asome por la puerta cristalina y allí vi a Theodoro con una mujer boca arriba en el escritorio del maestro con los pantalones abajo. Noto como este bombardea a aquella chica la cual se arquea en un placer.
-Oh demonios Theodoro que bien lo haces! Ah oh si! Ah demonios penétrame mas
Al escuchar escuchar aquel chillido de placer me asome a totalidad viendo el cabello rubio de Valeria desarreglado en el escritorio mientras ella sucumbía al placer. La única luz de aquella clase era la del fondo pero eran la suficiente para poder ver. Mi mirada choco con la de Theodoro y este me lanzo una sonrisa triunfal.
-Valeria pensé que te encontrarías con Magnus hoy.
-¡Ah! ¡Oh si ya casi me vengo! Demonios no me acuerdes a ese inútil ahora, solo estoy con el porque su dinero es lo único que me interesa.
-Vaya si que eres una perra.
-Crees que me importas ¡Oh demonios si! Solo estoy contigo porque eres el único de todos mis cogidas que me hacen llegar a un orgasmo….Ya….¡ya me vengo! ¡Dios lo haces mejor que Magnus!
Un chillido de liberación salió de los labios de Valeria. Ya no aguantaba mas, entre a aquel salón notando como Valeria al verme se levanto enseguida y Theodoro solo se arreglo el pantalón.
-Que está pasando aquí.
-Que crees idiota, andaba cogiendo con Valeria.
Tras escuchar aquello me acerque a Theodoro pegándole un buen golpe en su nariz haciendo que este se tambaleara chocando con unas sillas. Mi mirada choco con la de Valeria buscando una explicación. Ella se terminaba de arreglar bajando su vestido de graduación comenzando a arreglar su cabello en una coleta.
-Valeria que esta pasando aquí.
-Que te puedo decir, me canse de fingir contigo.
-De que hablas.
-Magnus, me das ascos siempre estuve contigo porque tu padre tenia una muy buena compañía.
-Pense que me amabas.
-¿Amarte? Eres uno mas de mis juguetes. ¿Acaso creías que te amaba solo porque actue estos tres años?
Note como Valeria se acerco a Theodoro para revisar su nariz que estaba sangrando. No aguantaba más, quería morirme. Sali como el alma que lleva al diablo de aquella aula mientras intentaba ocultar mis lágrimas. Las mujeres no eran nadie para confiar y aquello me serviría de lección para no entregarme más a una.
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Aquella noche del jueves estaba emocionada, Derek me había enviado un mensaje diciendo que debía hablar urgente conmigo en mi restaurant favorito. Estaba emocionada pues yo había estado enamorada de Derek desde que tenia ocho. El fue la única persona amable conmigo en la escuela para hacerme amar mi indomable cabello rizo de color rojo. Durante mucho tiempo me compararon con la chica de la película de Disney Valiente pues Merida y yo teníamos un cabello difícil de controlar. Mis ojos eran verde como esmeralda me daban un aire algo inocente. Aunque muchos me consideraban bonita al pasar la adolescencia, siempre tuve problema de autoestima pues por un tiempo adopte algo de acento irlandés que mi padre tenía además de no tener el típico cabello lacio que la sociedad tildaba de hermoso.
Había llevado mi mejor vestido provocativo. Pedí ayuda a Leonor la secretaria donde estaba haciendo mi pasantía para ser veterinaria a que me ayudara a escoger. Ambas decidimos por un vestido coctel de color rojo que me llevaba hasta la rodilla y tenia un abierto en mis muslos. Conociendo a Derek seguro venia hablarme de Caroline su novia de hace unos cinco años que tenían una relación de mas bajas que altas. Si mis cálculos no fallaban seguro terminaron así que decidí que aquella seria mi oportunidad para lanzarme a él. Derek y yo nos éramos vecinos pero muy buenos amigos a pesar de que era un poco mayor que yo, el me impulso a seguir mis sueños algo que siempre agradecí además de ser mi primer y único amor en esos momentos.
-Vaya Alex ya llegaste.
Me volteo para ver a Derek, un hombre de color canela con descendencia afroamericana y cabello n***o azabache, ojos de color olivos y una personalidad tan extrovertida que haría que una introvertida como yo disfrutara la vida.
-Me adelante al salir del hospital un poco antes cuando dijiste que era algo importante.
-Oh, espero no haberte asustado cerecita.
-No lo hiciste tranquilo.
Noto como Derek toma asiento y comenzó a hablar sobre cómo le iba en la empresa para la que trabajaba. El mesero tomo su orden junto a la mía mientras nos relajábamos. Yo no tendía a tomar alcohol así que hicimos un pequeño brindi con mi jugo de naranja y su copa de vino por la noche.
-Alex espero no tomarte mucho tiempo.
-Nunca lo haces Derek tranquilo.
-Te he citado porque quería hablar sobre Caroline.
Bingo! Fue lo único que paso por mi mente. Estaba mentalmente preparada para ser el pañuelo de lágrimas de Derek si era necesario, ir más allá. En nuestra última conversación de hace un año quedamos en que si terminaban seria la definitiva.
-Oh Qué ha pasado ahora…acaso….¿Terminaron?
-No, lo que he venido a decirte, últimamente siento que Caroline y yo hemos ido mejor que nunca y bueno sabes que me comprometí con ella en navidad.
-Claro que lo recuerdo.
Trato de sonreír intentando fingir alegría. Había invitado a Derek a pasar las navidades en casa de mis padres ya que sus padres se fueron de vacaciones. El fue y llevo a Caroline haciendo una escena antes de la media noche para pedirle su mano. Todo quedo tan romántico que Caroline dio el si mientras sonaba las campanadas, aquel día quise morirme. Dure un mes llorando, asegurándome que terminarían antes de la próxima navidad.
-Bueno, creemos que vamos muy en serio, he hablado con Caroline y hemos decidido que queremos que seas la madrina principal de nuestra boda, eres demasiado importante para nosotros y consideramos que te necesito a mi lado para dar ese gran paso siendo su dama de honor.
-¿Eh?
Mi cerebro no estaba analizando ni procesando la información. Notaba a Derek hablando demasiado alegre, pero yo estaba allí intentando no llorar de nuevo. Odiaba estar en esa situación, no aguantaba nada. Me levante con brusquedad y fingiendo una level sonrisa mire a Derek.
-He olvidado un papeleo que debía entregarlo antes de las ocho hoy….te parece si hablamos esto mañana.
-Claro pero al menos dame tu respuesta.
-Mañana te aviso.
-¿No quieres que te lleve al menos?
-No, tranquilo puedo ir sola, mándale saludos a Caroline de mi parte.
Abrace a Derek de manera de despedida. Su perfume irradiaba hombría y hacia que mis piernas temblar.
-Hablamos mañana cerecita.
Sonreí levemente y tras esto salí de este pequeño restaurant de comida española. No sabia a donde ir, camine totalmente perdida durante una hora pues era tan poca sociable que solo tenia un gato en casa de mis padres. Llegue a lo que parecía ser una discoteca algo que yo no tendía a frecuentar y solamente entre. Mi mirada se perdió entre las luces discoteca que tocaban una música tan estruendosa nada para mi gusto. Mis sentidos estaban sumamente alertas y solo me dirigí al bar sentándome, un barman se me acerco.
-Que quieres preciosa.
-Necesito algo fuerte en un shot.
-Te tengo.
Después de unos segundos el volvió con un pequeño vaso. Metí el alcohol de golpe sintiendo mi garganta quemar a punto de sacarme lágrimas. El barman solo me sonrió.
-Tranquila si lo haces rápido caerás antes del tercero.
-Me puedes pasar otro más, pero que no sepa tanto a alcohol.
Mientras esperaba al barman mire a mi alrededor notando a la distancia a un hombre que solo me observaba como si fuese un león y yo una presa al que el estaba al punto de saltar. Ignore a aquel ojo azules y me volví a voltear hacia el bar. El barman me sonrio de manera amable como si supiera que estaba destrozada pero simplemente se dio vuelta para a atender a otros clientes.
-Una señorita tan hermosa no debería estar sola.
Me volteo viendo a aquel hombre que solo me había miraba a la distancia sonriéndome hasta ese momento. Era muy bien parecido y atractivo, ojos azules zafiro y un pelo tan n***o como la noche. Era alto de algún metro ochenta que combinaba de manera matadora con su complexión algo prominente con hombros anchos. El que se notaba que con una sonrisa que podía hacer caer los pantis de las mujeres excepto por mí. Simplemente ignore su comentario tomando mi shot a punto de beberlo.
-Al menos me puedes decir que esta mal para que unos ojos tan hermosos se sientan tan mal.
-Los hombres son una mierda
-Eso solo lo dices porque no me has conocido a mi.
Aquel hombre me sonrió colocando su mano derecha sobre mis manos que sujetaban aquel shot de alcohol.
-Le agradecería que no me tocara, no lo conozco.
-Magnus, para servirle señorita.
Levante mi baso para darme el shot pero aquel hombre retiro el pequeño vaso de mi mano para tomarlo el.
-Ok Magnus, me debes un vaso.
Este sonrió de manera coqueta tomando mi mano derecha para llevarlo cerca de sus labios.
-Te daré todo lo que tú quieras esta noche señorita….
-Alexandria.
Aquel hombre beso mi mano guiñándome un ojo .