Un pequeño rastro de seme de aquel hombre cayo en mis labios, algunas en mi mejilla y otro muy poco en mi barbilla, dicen que la curiosidad mato al gato y Magnus despertaba toda la curiosidad que ni siquiera en mis más perversos sentimientos tenía. Lamia un poco de seme mientras lo miraba este solo me miro con manera perversa, aquel liquido tenia un sabor suave casi sin sabor algo que me dejo pensativa pues en la universidad casi todas las mujeres se quejaban de ese diciendo que eran horrible y amargos, pero el de él no era así. Miro su pene como si fuese un invitado extra a mi habitación el cual se erecta como si quisiera saludarme, en esa posición me doy cuenta de que era enorme pues nunca me había detenido a observarlo. Lo único que pensaba por mi cabeza es que seria imposible tragarme