Había estado ignorando las llamadas y mensaje de todos desde el sábado al Caroline comentarme que la vio en una tienda de vestidos. Había ido a aquel sitio buscando, no porque quisiera, pero porque la rabia de mi corazón estaba latente. No la quería, la aborrecía, pero aun así mi corazón seguía yendo a ella como una mosca a la luz cegadora de un insecticida. Solo quería asegurarme que se mantuviera alejado de mi o incluso de mi doncella pues según el comentario de Caroline esta se fijó que yo salía con ella. -Maldita bruja cuando te encuentre. Susurre para mis adentro apretando aquel volante pues nadie en aquella tienda conocía a Verónica o incluso algunos simplemente me ignoraron. Tal ves estaba enloqueciendo. Aquella noche de domingo llego sumamente tranquila, no tenía ánimos de hablar