3. Hablar

988 Words
[AMADEO] Son más de las tres de la madrugada y dormir es imposible. Tengo miedo de perderla, de que ella se enamore de otro, de que lo de Bianca sea demasiado para ella… mejor dicho, para nosotros. Respiro profundo, vuelvo a girarme en la cama e intento contener mis ganas de llamarla, pero termino rindiéndome casi inmediatamente. En un impulso me siento en el borde de la cama, desconecto mi celular del cargador y marco su numero. Puede que me mate por llamarla a esta hora, pero no puedo esperar más. —¿Hola? — Escucho su voz entre dormida del otro lado de la línea. —Mia vita, soy yo— Le dejo saber y es que estoy seguro de que ni siquiera ha mirado la pantalla. —Deo, ¿Qué paso? ¿Por qué llamas a esta hora? ¿Ocurrió algo? — Cuestiona e inevitablemente sonrió. —Realmente estabas muy dormida… quería escuchar tu voz, es que como no me contéstate hoy, pensé que te había pasado algo— Miento y es que no me atrevo a decirle que tengo un ataque de celos por verla junto a ese hombre. —Estaba en una reunión…— Explica y escucho unos ruidos —Deo, no siempre vamos a poder hablar. El día de hoy fue uno bastante diferente, Olivier me quiere en su equipo de diseño para un desfile benéfico que hace todos los años en la universidad— Me cuenta. —Felicidades— Digo en un susurro y no sé muy bien que más decirle. Soy consciente de que no puedo cortarle las alas, que ella no tiene la culpa de que yo tenga que hacerme responsable de una hija y que por eso no podamos estar juntos. Es difícil sentirme así, es como si estuviera atado de pies y manos a lo que venga sin opciones de quejarme. —¿Cómo van las cosas con Bianca? — Averigua y por alguna razón siento que no estamos siendo los mismos.  —An… ¿tú me sigues amando? — Le pregunto tan bajito que apenas puedo escucharme a mi mismo. —¿Qué? — —¿Me sigues amando? — Repito un poco más fuerte con el miedo que está pregunta me causa. —Claro que te amo Deo— Responde y respira profundo. —¿Hay un, pero? — Presiono.  Ella guarda silencio —No lo sé… no me gusta que te comportes así— Confiesa y cierro mis ojos. —¿Así como? — Inquiero y a cada minuto que pasa el miedo se hace más grande. —No sé si es la palabra correcta, pero… ¿posesivo? — Dice con dudas y hace una pausa —Deo, si no te contesto es porque estoy ocupada. Además, ha sido solo un día que no te he contestado y me llamas a las 3AM como si el mundo se hubiera acabado, ¿Por qué no me dices la verdad? Dime, An, vi la foto tuya con él y me preguntas todo lo que quieres saber — Expresa y es la primera vez que la escucho así. —Está bien, si no quieres hablar lo entiendo— Murmuro y la oigo respirar profundo. —No es que no quiera hablar… no quiero que me hagas una escena de celos a esta hora y menos por una tontería como esta— Se queja —Yo he soportado muchas cosas de ti… a tu ex… ahora a tu hija y su madre…— —¿Es un reclamo? — La interrumpo. —No, es una manera de recordarte que, así como yo confió y confié en ti, tú tienes que confiar en mi— Explica y puedo escuchar su molestia en la forma que me habla. —Yo confió— Me defiendo. —¿Entonces? ¿Por qué no pudiste esperar hasta mañana? — Me pregunta y sin poder evitarlo respiro profundo porque en el fondo sé que ella tiene razón. —Esta bien, lo admito, estaba celoso… es que esto me esta costando muchísimo An— Confieso en un susurro. —¿Qué cosa? — —Estar lejos— Hablo después de una breve pausa. —¿Sabes que no tuvimos otra opción? — Me pregunta y desde aquí niego. —Las tuvimos, pero ninguno de los dos quisimos sacrificar nada— Digo y apenas salen esas palabras de mi boca, me arrepiento —An… perdón…— Trato de decir, pero sé que no funcionara. —¿Me estás reclamando venir a cumplir un sueño? O ¿es que tú ibas a dejar a tu hija abandonada? — Me dice molesta. —An, perdón, no quise decir eso…— Murmuro. —Claro que lo quisiste decir… parece que no te importa nada de mis sueños… estoy decepcionada de ti Deo. Creía que me ibas a apoyar en todo esto sea como sea, pero ahora entiendo que solo lo harías siempre y cuando tú pudieras estar en control de la situación…—  —An, por favor… perdón, no quise. — Trato de decir. —Ya Deo… cuando se te pase está actitud de niño pequeño me avisas, no puedo lidiar con esto ahora, mucho menos cuando me despiertas a mitad de la noche— Sentencia y sin decirme una sola palabra más, ella cuelga el teléfono. No puedo entender como he sido tan imbécil, como he dejado que los celos me ganaran la batalla… en medio de mi desesperación vuelvo a marcar su numero, pero como era de esperarse, no me contesta y ahora si siento que lo he arruinado todo.  《Piensa como vas a solucionar esto…》Me digo a mi mismo y es que en realidad no quiero perderla… no cuando en ella he encontrado esa felicidad que tan solo te da el amor. 
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