—Vera, por favor ábreme —digo golpeando la puerta de su habitación. Lleva encerrada más de diez minutos y me estoy comenzando a preocupar, no entiendo que fue lo pudo haber ocurrido. —¿Qué ha sucedido hijo? —me pregunta mi madre quien ha subido al darse cuenta de que Vera vino corriendo hacia aquí. —No lo sé madre, nos besamos y luego salió corriendo —le explico completamente confundido. —¡¿Se han besado?! —es lo único que me pregunta emocionada. Asiento con la cabeza mientras que la miro. —Si, es una larga historia, luego te la cuento… No me abre —repito golpeando nuevamente la puerta. —Hijo intenta abrirla —sugiere preocupada. Viendo que Vera no responde me dispongo a abrir la puerta a la fuerza. Estoy a punto de empujarla con mi cuerpo cuando ella abre sin decir una palabra. S