Estamos todos almorzando en el jardín como aquel primer día que la traje a casa como mi novia y siento que repito momentos de mi vida, algunos de esos que están plasmados entre las páginas de mis libros. Mi padre me mira, sonríe, y sé claramente por que lo hace. Si no hubiera sido por él jamás la hubiera conocido. Por otra parte, mi madre la observa y una tímida sonrisa se escapa de su rostro, después de todo, Vera fue la nuera que ella siempre deseo. «Como no quererla con lo especial que es.» —Cuéntanos Vera, ¿Qué has hecho en estos dos últimos años? —pregunta mi padre intentando romper el hielo de este almuerzo un tanto extraño ya que no sabemos muy bien cómo afrontar esto, todos nos acordamos de ella, pero para ella somos unos completos desconocidos. —Bueno, luego de haber salido de