Mi publicista Carla, y yo estamos en la SUV rumbo al local de libros y música donde se llevará a cabo la firma de libros. Una vez que llegamos, entramos por donde se nos ha indicado y me piden que espere en un pequeño salón ubicado en la trastienda del local hasta que llegue la hora de salir. Me siento en el sofá que hay aquí y comienzo a revisar las r************* para leer un poco de lo que viene diciendo la gente acerca de mi último libro. Las criticas pueden hundirte o hacerte sentir en las nubes, pero tengo la sensación de que, si ella hubiera estado siempre conmigo, nada de todo eso me importaría.
Un poco después, Carla entra a la pequeña sala donde estoy esperando con un hombre bastante joven, y quien me atrevería a decir que es tan solo unos años mayor que yo, me levanto del sofá y estrecho su mano la cual él me ofrece al llegar frente a mí.
—Mucho gusto Iker, soy Mario Ferrer, y soy uno de los dueños de esta cadena de librerías que organizo la firma de libros, y también inversionista de la editorial que publica tus libros —se presenta con una sonrisa en su rostro.
—Mucho gusto —respondo lo más cordial que puedo
—Iker, Mario me comento porque ha decidido organizar esta firma de libros y realmente la historia es muy linda —me explica Carla.
—Si, le he dicho a Carla que tus libros han ayudado muchísimo a mi prometida, pero además de eso, también he decidido invertir por el gran talento que tienes —me explica con mucha alegría.
—¿Te estás por casar? —cuestiono sorprendido y sin poder evitarlo, un sentimiento de angustia se apodera de mí. Desde que ella me dejo, cada vez que alguien me dice que se casará me provoca este extraño sentimiento.
—Si, me caso en un mes —responde feliz.
Por mi parte, solo le sonrió y en ese preciso instante entra a la sala otro de los organizadores dejándome saber que ya es hora de que salga a dar comienzo a la firma de libros.
Camino por los estrechos pasillos hasta llegar a la parte central de la librería, mientras que por el altavoz escucho como un hombre me presenta y las personas con mucha emoción comienzan a aplaudir. Saludo con mi mano a todos los presentes y rápidamente me ubico detrás del escritorio que prepararon para mí para así comenzar a firmar uno por uno los libros que me traen, mientras que escucho las lindas palabras que me dicen.
No sé exactamente cuántos libros llevo firmados, pero de repente la mano de la mujer que me entrega su libro me llama la atención y al levantar mi mirada, no doy crédito a lo que veo «Vera, no… es que no puede ser posible…» me grita mi mente.
—Soy muy fan de tus libros —me dice como si fuera un completo desconocido y al escuchar su voz me doy cuenta de que no estoy alucinando.
Ella me mira, pero es como si estuviera mirando a un completo extraño «¿Será que no es ella? ¿Y si no es ella? ¿Si es alguien que simplemente se parece mucho?» Me pregunto completamente confundido.
—Siguiente —dice uno de los organizadores y hace que ella se aleje mientras que otra mujer llega con su libro.
Miro a un costado y allí esta Carla, rápidamente le hago una seña y entendiéndome, se acerca con una botella de agua, nuestra excusa cuando sabe que necesito decirle algo. Ella se acerca y al oído le pido que retenga a Vera y de que por ningún motivo permita que se vaya, no sin que antes yo hable con ella. Carla simplemente me promete que lo hará, y yo continuo firmando libros mientras que mi mirada se asegura de que Vera no se vaya sin darme las explicaciones que no encuentro.
[…]
Después de lo que me ha parecido una eternidad, termino de firmar el último libro, y mi mirada no ha dejado de cruzarse con ella, estoy seguro de que es Vera, jamás podría olvidar su rostro, sus ojos, ni sus labios. Me levanto de la silla desesperadamente, y me dirijo hacia donde esta ella junto a un grupo de personas que están de espaldas a mí, me acerco a ellos, saludo a Mario nuevamente ya que me doy cuenta de que es uno de los que estaba con ella, y solo lo hago por el simple hecho de ser amable y fijo mi mirada en la de ella quien me mira de forma indiferente.
—Hola, ¿No? —le digo intentando hacer que reaccione.
«No sé qué es lo que le sucede ¿Por qué actúa así?» Vera entrecierra sus ojos como dudando de porque la he saludado de esa forma.
—Hola, es un placer conocerte finalmente, amo tus libros —me responde estrechando su mano.
«¿Un placer conocerme? No entiendo nada, nosotros nos conocemos, y demasiado bien. Me atrevería a decir que nadie la conoce mejor que yo por dentro y por fuera» Mi mente recorre todos nuestros momentos juntos hace dos años atrás y tanto mi corazón como mi cuerpo reaccionan a su presencia. «No puedo creer que después de tanto dolor ,no pueda controlar lo que siento por ella» Me reclamo por dentro.
—¿Se conocen? —pregunta Mario un poco confundido, y el que esta confundido aquí soy yo, «ellos se conocen»
Ella no responde y solo lo mira «¿Acaso no quiere que él sepa nada? ¿Quién es él en su vida?»
—Que yo sepa no, solo lo conozco por fotos y por sus libros —responde un poco confundida.
Sus palabras me dejan atónito «¡¿Cómo se atreve a decir que no me conoce?!»
—¿Ustedes se conocen? —me atrevo a preguntarle a Mario, y es que necesito comprender que está sucediendo.
—Claro que sí, Iker te presento a mi prometida Vera —responde sonriente.
«¡¿Ha dicho prometida?!» Esto tiene que ser un tipo de broma. «¿Me dejo por él?» Me estoy sintiendo realmente mal... Mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, la rabia me consume, y realmente siento ganas de gritarles a ambos y salir corriendo de este lugar.
Carla me mira preocupada.
—Iker, ¿Te sientes bien? —me cuestiona.
—No, necesito tomar aire... —consigo responder.
Sin despedirme de nadie, salgo del lugar. Quizás ella me siga y me dé una explicación al respecto, al menos eso es lo que yo estoy esperando que haga, pero al parecer me equivoco, Ella simplemente no viene a mí ni tampoco me da ninguna explicación que pueda hacer sentido a todo esto que me tiene tan confundido.
He dado vueltas toda la noche de bar en bar, mi celular no ha parado de timbrar, Carla está sumamente preocupada, pero en este momento yo no quiero saber nada de nadie. No después de haber visto que la mujer que he amado durante todo este tiempo y con la cual tenía un plan de vida, está a un mes de casarse con otro. Pero eso no es lo peor de todo, lo que más me duele es la actitud de fingir que no me conocía. Al menos podría haber dado la cara y decir que no quería saber nada de mi o no sé, dar algún tipo de explicación, pero no, se ha comportado con una cobarde. La rabia que tengo es demasiada y solo quiero ahogar mis penas en alcohol…ahogarme en su adiós.
[Al día siguiente]
Abro mis ojos y no reconozco el lugar donde me encuentro, una habitación color blanca, una cama enorme y yo completamente desnudo «¿Con quién he pasado la noche esta vez?» me pregunto mientras que el dolor de cabeza me mata y mis ojos se sienten más pesados que de costumbre. De pronto escucho ruidos a lo lejos y decido levantarme de la cama, me coloco mi bóxer y salgo de la habitación siguiendo los ruidos hasta llegar a la cocina del departamento donde me encuentro. Allí hay una chica muy guapa de pelo castaño, delgada y con unos ojos celestes preciosos cocinando.
—Hola —saludo un tanto avergonzado.
—Hola... ¿Cómo has amanecido? —responde la desconocida dándome una leve sonrisa.
—Con un dolor de cabeza impresionante —admito y sonríe.
—Me imagino... ¿Te acuerdas de algo de anoche? ¿Te acuerdas al menos de mi nombre? —me pregunta entre risas.
—Creo que me mataras... Pero no... —respondo sin poder mirarla a la cara.
—No te preocupes. Mi nombre es Paulina, soy una de las camareras que estaba anoche en el bar y bueno el resto te lo puedes imaginar —me explica sin pena alguna—. Ahora... te tengo que pedir un favor, mi roommate debe de estar por llegar después de haber pasado la noche con su prometido, necesito que te vistas —me pide al ver que solo llevo mi bóxer puesto.
—Claro —respondo entre risas y no sé cómo puedo reírme después de todo lo que paso anoche con Vera.
Voy al cuarto, busco mi ropa que esta tirada por todo el suelo y pienso que seguramente ha sido una noche fantástica y yo no recuerdo nada de nada. Mientras me estoy cambiando escucho la puerta del departamento abrirse y la voz de Paulina saludando a alguien y como me dijo, su rommate habrá llegado ya.
Una vez que estoy vestido, salgo de la habitación y voy hacia la cocina y cuando entro allí no puedo creer a quien estoy viendo. Me quedo sorprendido parado en la entrada sin saber que decir… ella me mira y esta vez habla antes que yo.
—¡¿Otra vez tú?! El escritor Iker Dos Santos… ¿Qué haces en mi casa? —me pregunta sorprendida.
«La vida me tiene que estar jugando una muy mala jugada...» la busqué durante dos años y nunca la encontré y ahora la encuentro dos veces en menos de 24 horas.
—¿Se conocen? —pregunta Paulina algo sorprendida.
—Él es mi autor favorito. Nos vimos anoche en la firma de libros que Mario organizo —le explica mirándola fijamente.
—Yo a ti te conozco de mucho antes.... —rebato intentando hacer que reaccione y confiese.
—¿La conoces de antes! —intercede Paulina y no entiendo nada.
—¿Tú me conocías? —pregunta Vera algo perturbada y ahora sí que no sé qué pretende.
Puedo darme cuenta como mi respuesta ha sorprendido a ambas de una manera un poco extraña.
—Sí, ¿Por qué me lo preguntan así? —cuestiono.
—Iker, cariño... ven conmigo, ¿sí? —me pide Paulina tomándome del brazo.
«¿Me ha dicho cariño? ¿Pero a esta mujer que le sucede? ¿Por qué le llama tanto la atención que conozca a Vera? Seguramente ella debe de estar al tanto de nuestra historia y solo la quiere cubrir» me digo a mí mismo.