El domingo por la mañana, September se alistó con un pantalón de mezclilla y una blusa que compró especialmente para la ocasión. No solo visitaría la casa de la abuela, sino que llevaría a Ace y a su madre consigo. September, con ayuda de Heather, en uno de los almuerzos de la semana, caminaron por las tiendas departamentales y encontraron una preciosa blusa de hombros desnudos, mangas caídas y un nudo en forma de lazo en el pecho. No era lo bastante abierto como el vestido que usó en la primera cita con Ace, pero Heather lo consideraba un look distinto. Su amiga les agradeció a los dioses que eligiera cambiar su guardarropa por algo más actualizado, coqueto, casi divino.
Esa vez cuando se miró al espejo, el reflejo no le disgustó, no caviló si lo que usaba era adecuado o no, ni pensó en
