Raven sentía en su pecho que Ace la olvidaba, la desechaba, le daba cabida a alguien más en su vida. Ella no lo podía permitir. No dejaría que un hombre como Ace se alejara de ella por meter a alguien más a su cama. Durante años, Raven deseó un hombre de esa altura, carisma, entrega, alguien con dinero como el de la familia Kingston. Su apellido era reconocido, por eso fue que el jefe aceptó que Ace regresara al aeropuerto. La familia Kingston era poderosa, tanto o más de lo que eran los Michigan. Raven pensó que capturó a uno de los tiburones más grandes del estanque, cuando estuvo en el auto y en el sofá con Ace, sin embargo, ella no terminaba de entender las reglas del piloto. Raven estuvo llamando los últimos tres días, pero él no respondió. Eso por supuesto la alteró más de lo norma