Heather percibió que el hombre no era solo un piloto, sino algo más trascendental, o de otra forma jamás se habría pintado las uñas de un color claro, se hubiese aplicado algo de brillo labial y habría soltado su cabello. Era evidente que el piloto era alguien importante, quizá no al punto de considerarlo una parte esencial de su vida, tal como lo era su abuela, pero sí para sentirse que podía mostrarse mejor de lo que era usualmente. Heather la observó por el espejo del baño planchar su camisa del trabajo y lavarse el rostro con abundante agua antes de aplicarse algo de labial, un puf de perfume y algo de crema en las manos.
—Te falta el vestido y los tacones —bromeó Heather—. Eres casi como las mujeres que fingen ser adineradas.
September no se molestó por el comentario hilarante de su
