—Megan tengo un trabajo para ti, es por un plazo de dos años— Dice pensativo.
—¿Un trabajo?. Eso sería fantástico, en este momento soy capaz de ser una conserje— Responde con alegría.
—Megan es un trabajo que no es no es muy común.
—¿A que se refiere Antony?.
—Tengo un amigo que necesita casarse por dos años bajo contrato. Usted se casa con él y obtendrá dinero mensualmente, y créame que será suficiente para resolver sus necesidades— Finalmente confiesa.
La sonrisa de Megan se borra rápidamente de su rostro, no podía creer que eso fuera un trabajo pagado.
—Antony eso sería como véndeme y yo lo hago eso, me parece un poco repugnante hacerlo— Le confiesa con una sonrisa sarcástica.
—No lo veas así, solo serán dos años y obtendrás dinero, tú misma has visto lo difícil que eres conseguir trabajo.
—Lo siento Antony pero no puedo hacerlo, prefiero continuar buscando trabajo. Fue un gusto charlar contigo— Le responde avergonzada.
Megan empieza a alejarse de Antony, no estaba dispuesta a aceptar aquella propuesta, si se casara lo haría por amor y no por dinero.
—Megan suelo irme a las 8:00 de la mañana por si cambias de opinión— Le gritó Antony por últimos
Megan no le responde, solo continúa su camino haya entrar a su casa.
—Megan te has mojado— Dijo rápidamente Alicia.
—Si, el agua no se detenía y no quería esperar más tiempo— Le responde.
Megan se marcha a su habitación, se quita la ropa y toma una ducha reparadora.
Bajo el agua llora sin consuelo, la vida estaba siendo demasiada dura para ella.
Después del baño, se dirige hacia la habitación de su hijo. Se acerca para acariciarlo mientras lo ve dormir.
Megan se acerca y ve que su pequeño hijo de apenas aproximadamente un año y nueve meses, tiene sus labios morados y no sólo sus labios, si no que todo su cuerpo.
Megan toma a su bebé en brazos y baja hasta hasta la sala con un gran sentido de preocupación.
—Alicia debemos ir al hospital ahora mismo— Dijo Megan preocupada.
Rápidamente salen de la casa y encuentran un taxi que las lleva hasta el hospital.
Una enferma las recibe y toma el Niño en su brazo hasta entregárselo a la doctora quien empieza darle primeros auxilios.
—Si le pasa algo yo me muero Alicia, me muero— Decía Megan angustiada.
—Megan no digas eso. El Niño está enfermo y mientras no encontremos un trasplante esto pasará frecuentemente— le dice Alicia haciendo que Megan se sienta sin más mas angustia.
Unas medias horas después, la doctora llama a Megan hasta la camilla donde está el niño, rápidamente correo hasta su hijo.
—¡Mami!— Exclama el niño con una leve sonrisa.
Megan abraza a su hijo y lo llena de besos, no puede evitar las lágrimas, esta vez pudo librarla pero no sabe si siempre será así.
—¡Señora Megan! Es la segunda vez que viene con el Niño, sabe que necesita un trasplante de corazón, tiene un enfermedad cardiaca, ya lo hemos puesto en la lista pero aún no hay buenas noticias, realmente conseguir un corazón es muy difícil— Le explicaba la doctora.
—Ya lo se doctora. Créame que lo sé— Le responde atormentada.
—Siga dándole el tratamiento al pie de la letra, esto le ayudará al Niño. Usted también puede hacer esfuerzos por encontrar un corazón fuera de este hospital— Finalmente dijo la doctora.
Una hora después se egresaron a casa. El niño dormía tranquilamente por lo que con mucho cuidado lo llevó hasta cama, Megan no lo iba a dejar solo después del susto que había pasado.
Casi durante toda la noche, Megan no pudo pegar un ojo, estaba vigilando a su pequeño Niño para que no fuera a sentirse mal.
Al día siguiente.
Megan se despertó muy temprano, aún su Niño y su hermana dormían, por lo que llevó su pequeño hasta la habitación de su hermana y lo acostó en su cuna.
Después de tomar un baño apresurado, Megan se dispuso a salir de la casa y se detuvo debajo del árbol.
Miraba su reloj constantemente, faltaba menos de un minuto para las 8:00 en punto.
Megan miraba con desesperación, miraba as u alrededor como si estuviera buscando a alguien o algo..
—Buenos días Megan. Supongo que estás aquí a esta hora porque lo pensaste mejor— Dijo Antony repentinamente.
—¡Si! Aceptaré la propuesta— Le responde avergonzada.
—No tienes nada quede que avergonzarte— Le hace énfasis.
Megan sube al auto de Antony, está muy tímida, se siente exhausta, como si hubiera hecho una carrera a toda prisa.
Megan sabia la razón por la que estaba allí, todo era por su pequeño hijo, nada la detendría hasta lograr su meta. Aunque su corazón palpitaba mas de lo normal, no se detendría, iría por todo lo que fuera necesario.
Megan no deseaba preguntar nada, solo quería ver cómo serían las cosas por sí mismas. Respiraba tan profundo que ni siquiera se daba cuneta cuando lo hacia, solo quería acabar con todo eso tan rápido le fuera posible.
Al rededor de las 8:30 de la mañana llegaron a la gran empresa.
Megan no puede evitar sentir nervios y presión por lo que está a punto de hacer.
Sin decir nada, Megan sigue a Antony, no puede evitar mirar a su al rededor.
La empresa se dedica a la creación, reparación de automóviles. Solo de marcas muy reconocida de las cuales ya poseen los derechos.
Finalmente se detienen frente a una puerta, Antony mira a Megan, con solo la mirada le pide que se tranquilice.
—Buenos días Abbel— Dijo tan rápido abrió la puerta.
—Buenos días Antony— Le respondió sin levantar la mirada de unos documentos que firmaba.
Hubo un momento de silencio, lo que hizo que Abbel levantara la cabeza.