Las horas se fueron haciendo cada vez más eternas. La salud del señor Javier era un poco delicada, los médicos habían preferido que el siguiera inconsciente, para evitar que su corazón sufra otro ataque, cualquier cosa podría provocar que esté se aceleré. Se hicieron las 10 de la mañana del día siguiente, James siguió buscando por su cuenta y no encontraba información sobre la mujer, su única esperanza era la información que estaban esperando. El teléfono de Alessandra al fin sonó, era su esposo, ella había considerado poner la llamada en altavoz, pero mejor no lo hizo. —Hola, ¿lograron encontrarla? —Si, la hemos encontrado, su localización resultó más difícil de lo que esperábamos, sin embargo, no tengo noticias agradables. —¿Que sucede? —Ella no aceptó, no tratará al señor Javier.