Jéssica había coordinado con los doctores que le dieran el alta. Para ellos garantizar que todo estaba bien le repitieron algunos exámenes. Aún se encontraba débil, pero no era necesaria una constante supervisión.
James aún tenía que ser tratado por unas fracturas que había recibido, pero por la necesidad obligó al doctor que le dieran el alta, sino simplemente se escaparía.
Jéssica entró a la habitación de su abuelo, esté aún seguía dormido, el médico le dió la oportunidad de despertarlo y hablar un momento con él, pero que no debía de alterarlo.
Tras inyectar un medicamento, el señor Javier fue despertando, viendo a su adorada nieta frente a él.
—Mi hija, ¡estás aquí conmigo!
—Si abuelo, prometo que buscaré una cura para tu corazón, conozco a alguien...
—Hija, yo soy un hombre mayo
