La mujer escuchó el disparo y pensó que era su fin, sin embargo, no sentía ningún dolor, tampoco que el aire le faltará, solamente escuchó que algo cayó. Cuando se dió vuelta, con miedo de que le pasaría algo, vio que el hombre, quién la había amenazado, estaba muerto. Atrás se encontraba Reynaldo y otra mujer que ella desconocía. —Si quieres seguir con vida, es mejor que vengas con nosotros —dijo Alessandra. —¿Qué quieren de mi? —preguntó la mujer. —Solo ven con nosotros —dijo Reynaldo. La mujer se levantó, quedó viendo hacía el avión, pensando si era necesario buscar el dinero, pero no creía que ellos estuvieran ahí por el dinero, así que, con mucho temor, se fue con ellos dos. Reynaldo empezó a conducir hacía otra residencia, una que no estaba vinculada fácilmente a él. La mujer