¿Cuál es el momento en que te cansas de estar en una monotonía de algo que crees que es cierto? Para mí, fue cuando besé a Zaideth y vi todos sus sentimientos rebosar ante mí. La verdad, también debo darle las gracias al vino, que me hizo sentirme más valiente al respecto. Cuando estuve solo, sin ella, observando la tarde caer; me vi levantándome del sillón, seguirla hasta su habitación, allí, no dejé que cerrara la puerta, puse una mano en la madera y ella pudo sentir la resistencia. Cuando volteó a verme, los dos nos observamos fijamente a los ojos. —Mat… —balbuceó con sus ojos llenos de lágrimas. Llevé mis manos hasta su rostro, lo llevé hasta el mío y comencé a besarlo, no solo en los labios, también en su nariz, sus mejillas, su frente: le di todos esos besos que había acumula