Siempre tengo este recuerdo. “¡No me mates, por favor!, ¡PERDÓN, PERDÓN! ¡PROMETO QUE NO TE VUELVO A BUSCAR!” recuerdo a Nicolás frente a mí, arrodillado, pidiendo perdón mientras yo le sacaba el seguro a la pistola. Recuerdo estar apuntándole, pero había alguien a mi derecha, acurrucado en una pared. Yo me sentía bien. Poderosa. Pero con impotencia. Pensé seriamente en matarlo, hasta que un grito me arrancó de mis pensamientos. A veces pienso que el recuerdo no es así. Que la súplica la hizo después que disparé. No lo sé, fue un momento que mi mente no logra encajar bien. A veces me pregunto si… tanto me gusta ese recuerdo porque me recuerda que puedo llegar a ser muy fuerte, ¿por qué me atormenta? . . . Clara llegó segundos después, también con bolsas en mano. Lo peor de lo