Narrador Pasaron unas semanas, y la vida de nuestros protagonistas parecía ir tomando rumbos distintos. En la mansión de Leandro Mackenzie, los últimos días estuvieron marcados por un idilio constante. La pareja vivía su relación al máximo, y toda la casa era testigo de la inmensidad de su pasión. Las promesas que se hicieron y la declaración familiar que compartieron en ese espacio íntimo reflejaban su conexión profunda. —Me alegra tanto que Sherry esté evolucionando —dijo Leandro, tomando la mano de Katherine y acariciándola mientras ambos observaban a la pequeña dibujar en un cuaderno. —Sí, la llegada a esta casa le ha sentado tan bien. Sabes, Leandro, si hay algo que quiero agradecerte en la vida, es la forma en que nos has acogido a mi hermana y a mí. Es una verdadera bendición par