Valentino Briston (el indeseable de la historia) Advertencia, lo crudo de las palabras de Valentino, es por su forma de ser, —¡Oh sí! ¡Sí! Salta más, preciosa, salta, salta, ¡eso! Delicia. —Apreté el culo de Federica, haciendo que se tensara aún más sobre mi polla, sintiendo cómo su coño la apretaba. Mis venas estaban tensionadas, y solo quería estallarme dentro de ella. Llevaba mucho tiempo sin sexo, desde la última vez que estuve con Jennifer, y ahora ella ni siquiera quería complacerme. Mientras Federica cabalgaba sobre mí, me metí uno de sus enormes senos en la boca, tragándomelo por completo. Ella gemía como una gata en celo, con esa voz grave, disfrutando del placer que mis dieciocho centímetros le propinaban. Duros y grandes centímetros que la poseían como la putica fácil que