Katherine Olson Andrew conducía con desesperación hacia la mansión de Valentino. El trayecto estuvo marcado por un silencio incómodo, denso, que solo acentuaba mi confusión. No entendía por qué él estaba tan afectado por la desaparición de Jennifer; asumí que era por la amistad de años que compartían, pero algo en su actitud me hacía dudar. Suspiré profundamente, sintiendo cómo la incertidumbre se aferraba a mi pecho. Desde la llegada de los Mackenzie, mi vida se había llenado de dudas y preocupaciones. Amaba a Leandro con cada fibra de mi ser, pero el agotamiento físico y emocional me estaba superando, y solo podía rogar por un milagro que nos diera una oportunidad de ser felices. Aparcamos frente a la mansión, mi antiguo hogar durante años. Un sentimiento de melancolía me golpeó al