Katherine Olson Deslumbrada por los lujos que me rodeaban, dejé caer mi cabeza sobre el imponente sillón que alguna vez fue de Valentino. Un profundo suspiro escapó de mis labios mientras lo imaginaba allí, sentado, disfrutando de un puesto privilegiado, de un salario envidiable, mientras yo me consumía en la soledad de mi hogar, prisionera de un hombre frío y manipulador. Pero todo eso era parte del pasado. Sonreí al recordar mi pensamiento húmedo en el elevador y me dispuse a sumergirme en las tareas de mi nuevo puesto. Esta era la vida que realmente merecía. Sin embargo, apenas cinco minutos después, la puerta de mi oficina se abrió con un estruendo que me hizo saltar, y mis mejillas se encendieron al verlo frente a mí. Valentino siempre irradiaba esa aura de maldad, una prepotencia