Demonios, me gusta el profesor.

preguntás sin respuestas.

Kylie Anderson.

Mi día estuvo un tanto ajetreado, tuve 2 cirugías a corazón abierto, mi turno debió terminar a las 6:00 pm de la tarde y ya son a las 8:30 pm mis pies duelen y mi cabeza parece estallar pero no importa por qué las dos cirugías fueron un éxito y eso me hace soportar todo dolor.

Me cambio la ropa y voy por mi bolso y mi abrigo a la sala de doctores, al ver mi celular me doy cuenta de que tengo textos y llamadas perdidas de William así que de inmediato le llamo y el contesta en seguida.

-Hola nena- dice Will al otro lado de la línea.

-Hola guapo ¿dónde estás? ¿te puedo ver?

-mmm estoy de guardia en pediatría, pero te daré 5 minutos ¿te parece bien?

-ok te veo en un ratito.

Luego de colgar bajo a pediatría dónde Will ya me esperaba a un lado del ascensor con su dulce sonrisa de siempre.

-hermosa te extraño, me gustaría irme contigo y dormir en tus brazos toda la noche- dice Will con pucheros y cara triste de no poder ir conmigo y de no poder demostrar su cariño pues está prohibido arrumacos dentro del hospital.

-lo se Will, te voy a extrañar esta noche, dormir sin tus ronquidos es aburrido- digo entre risas en forma de burla, el hace gesto graciosos para luego aclarar la garganta y ponerse serio.

-kylie, por la mañana ví a Aron ¿sabes algo?-. Pregunta Will con seriedad, no se por que maldita razón escuchar el nombre de Aron me provoca nerviosismo, y una extraña sensación en el corazón y el estómago.

-su hermana está internada aquí- respondo sin dar más explicaciones, se que en su cabeza tenía más preguntas cómo: ¿ya hablaste con el? ¿cuando lo viste? ¿por qué no me lo dijiste? etc. pero se limito de hacer.

-key confío en ti, pero en él no. Por favor mantente alejada de él— ordena inseguro y con preocupación, nunca había visto a William actuar de esa manera, aún que siempre eh tenido pretendientes el jamás me había pedido algo como esto.

-De acuerdo- respondo un tanto triste por ser la culpable de preocupar y entristecer al alegre William. pero esa preocupación no duro mucho pues en un par de segundos después me hace estremecer al sorprendeme con un beso luego se aleja, sonríe y se apodera una vez más de mis labios, los dos nos perdemos en un intenso y delicioso beso, trate de detenerlo pero solo logré que me empujara hacia el ascensor, abre la puerta y los dos entramos,por suerte no venía nadie.

se quita la bata y tapa la cámara, luego vuelve a mis labios y recorre mi cuerpo con su tacto, el ascensor no tardó en llegar a su destino y no podíamos quedarnos con las ganas así que tuvimos que ir al parqueadero y satisfacernos en la parte trasera de su auto y es una suerte que los vidrios son polarizados.

Aron Montana.

Ver besándose a William y Kylie provocó una punzada en mi pecho, no tengo el maldito derecho pero me dolió... ver esa escena movió todos mis sentimientos y emociones.

William me vio salir de la habitación de Estrella y por eso la beso, con ese maldito beso el quiso demostrar que es suya.

Si mi padre no fuera tan viejo jamás hubiera aceptado para ayudarle a cuidar de su hija y así evitaría este tipo de encuentros amorosos entre ese par.

Molesto regrese a la habitación de Estrella, con un café en mis manos y pensando en contratar a una enfermera para que cuide de la niña.

Tome una bocanada de aire y me senté a un lado de la cama de Estrellita para contemplar su pequeño rostro inocente y angelical mientras pasaba mi mano por su pequeño mentón -mi niña, mi pobre niña- le susurro cuándo de repente ella despierta alterada y sofocada, el aire le faltaba, mi corazón se exaltó el miedo invadió mi ser, de inmediato salgo corriendo pidiendo ayuda a una enfermera de pelo n***o que iba pasando.

Ella entra de prisa a la habitación, le pone oxígeno y sale en busca de un doctor.

-¿Quien está a cargo?- escucho hablar una voz familiar que se acercaba a la habitación.

-El doctor Emanuel pero aún no sale de cirugía. Por favor William ayúdame - suplica la enfermera nerviosa.

yo rogaba por que fuera otro William, pero no fue así unos segundos después y tenía al esposo de Kylie frente a mi, mirándome con frialdad y sorpresa.

-voy a revisar a la niña- dice William con su voz ronca y varonil

-Adelante por favor- Respondo de igual manera con voz fuerte.

William le pone el estetoscopio a Estrella en el corazón, luego revisa el expediente -¿para cuando está planeando la cirugía.?- Pregunta William con gesto de preocupación en su rostro.

-para pasado mañana- responde la enfermera quien no aparta su mirada de los labios de William.

-¿Que Sucede .?-. pregunto preocupado al ver la expresión de William.

-hablare con el doctor Emanuel, la cirugía tiene que ser a más tardar mañana o incluso hoy mismo-. le asegura William a la enfermera ignorandomé por completo.

-¿ que Sucede.?- pregunto una vez más pero ahora alzando más la voz ya un tanto tenso.

-la niña tiene insuficiencia cardíaca- dice William mirándome a los ojos para luego mirar a la enfermera -necesito que le suministres espironolactona (Aldactone) y eplerenona... buscaré al doctor Emanuel-. después de decir eso William se retira.

Preocupado llame a mi padre para informarle los hechos.

Mi cuerpo se sentía cansado, el olor a desinfectante a medicamentos, a enfermos me ponía de malas, salí de la habitación y me recargue en uno de los muros blancos mientras cerraba los ojos con fuerza, necesitaba con urgencia un trago de whisky.

No dejaba de pensar que William también es cardiólogo y si él está aquí entonces ella también, sonrió con picardía para recorrer el lugar con la mirada, camino unos pasos para mirar hacia el piso de abajo pero nada, el lugar estaba tranquilo y vacío solo unas cuantas enfermeras se veía ir y venir.

-Ella no está aquí-. habla William a mis espaldas haciéndome exaltar de la sorpresa. Con una sonrisa forzada y la ceja levantada volteo para encontrarme con sus ojos verde profundo.

-¿de quien hablas?- Pregunto con cinismo, pues se perfectamente a quien se refiere.

-De Kylie- asegura William quien sostiene un café entre sus manos.

-No creo que quieras hablar de tu mujer conmigo.

-Tienes razón, mi mujer, así que mejor mantén tu distancia- advierte William con la mirada desafiante, luego suelta una sonrisita y se va dejándome solo.