Narra Rocío Entro por la puerta lateral y permanezco escondida detrás de las cortinas de la habitación privada, un suspiro tembloroso se me escapa mientras mis dedos luchan por ajustar el encaje de mis medias. Es mi primera noche aquí y no sé si soy capaz de distinguir manzanas de naranjas. El sujetador se ajusta fuerte, demasiado apretado, contra mi pecho, haciéndome consciente de cada latido. Mis dedos juguetean con el dobladillo de mi falda, demasiado corta y demasiado brillante. Las luces tenues proyectan largas sombras y la música lenta recorre la habitación. El aire está cargado del almizcle de una colonia cara, que enmascara los restos de los cigarros de los ocupantes anteriores. —Recuerda, todo está en la confianza— las palabras de Sarah se repiten en mi mente. La prima de Jes