Narra Bayron Pasan unas semanas y Rocío se integra perfectamente en mis operaciones. Realiza sus tareas de manera eficiente y sin quejas, demostrando ser un activo valioso. Entramos y salimos juntos de la oficina. No hay otra opción ya que ella está bajo mi protección. Normalmente, me aseguro de llevarme el trabajo a casa si se hace tarde. Pero esta noche estoy trabajando para cerrar nuestros libros del año y llegaré a la oficina más tarde de lo previsto. Sólo cuando mi teléfono suena me doy cuenta de la hora. Después de las once. Me levanto y salgo por la puerta para encontrarla sentada en su escritorio, comiendo un sándwich y hojeando una hoja de cálculo de Excel. —Oh, bien—suspiro con alivio—.Conseguiste tomar un bocadillo. Ella me mira con una ceja levantada. —Es gourmet—se b