Narra Bayron El lunes por la mañana, después del fin de semana, me despierto y decido preparar algo de desayuno para el primer día de trabajo de Rocío. Ya lleva dos noches quedándose conmigo, pero apenas la he visto. Apenas sale de su dormitorio. Dejo sus comidas afuera de su puerta. A veces se los come. A veces, ella no lo hace. No la culpo. Probablemente sea mucho a lo que adaptarse a esta transición. Debe ser extraño para ella vivir en casa de un extraño. No es que sea un extraño. He visto más de ella que probablemente de cualquier otra persona... Bueno, no visto. Sintió. La imagen que se me viene a la cabeza me marea. A pesar de intentar no hacerlo, no puedo evitar imaginármela desnuda. Cierro los ojos y sacudo la cabeza. Necesito un café. Y reglas más estrictas para mí. Camino