Narra Bayron Treinta minutos pasan más rápido de lo que me gustaría, pero no lo suficiente. Cada segundo es pesado y estresante. Entonces aparece ella: Anoushka, mi hermana, la Zakirov más joven, con el fuego de mil soles ardiendo en sus ojos azul verdosos. —Hermano—se asoma Anoushka, con una sonrisa juguetona en sus mejillas con hoyuelos—. Pensé en pasarte para desearte suerte, pero me temo que descubrí problemas en el camino. Me enderezo, todos los músculos se tensan, listo para el combate o la catástrofe, no importa cuál. —¿Qué pasa, Anoushka? —Afuera— responde crípticamente, señalando con un dedo bien cuidado detrás de su hombro. —Lidera el camino—mi corazón se acelera mientras la sigo. En el momento en que salgo de mi oficina, el aire crepita con tensión y los sonidos apagad