Capítulo 3

1309 Words
Narra Bayron Los números en la hoja de cálculo crecen ante mis ojos, cada cifra es tan grande que grita con fuerza lo que está en juego. Me recuesto en mi silla de cuero n***o y me pellizco el puente de la nariz para evitar el dolor de cabeza que se avecina. Este casino resort no es sólo concreto y vidrio: es redención, un legado resucitado de las cenizas de nuestra pérdida en Rusia. Éramos muy jóvenes cuando nuestros enemigos nos quitaron a nuestro padre y a nuestra madre. Si todavía estuvieran vivos, no habría tenido que luchar para establecer nuestro legado como lo hago hoy. —Todo tiene que estar perfecto hoy—ordeno con dureza, mi carácter endurecido por años de soportar cargas demasiado pesadas para hombros más jóvenes. —Está todo planeado, Bayron— responde Damien, uno de mis hermanos con la tranquilidad de un hombre que elabora estrategias en cada oportunidad con el mismo fervor que utilizan los médicos para salvar vidas. Le llega de forma natural, como una vocación. Miro hacia arriba. Está de pie contra el marco de la puerta, con el traje colgando de su nervudo armazón, engañándose de la fuerza que oculta. —Sí, relájate. ¿Quieres?—agrega Levian pasando junto a Damien y tomando asiento frente a mí. Miro fijamente a mi hermano menor, su comportamiento despreocupado ya está poniendo a prueba mis nervios. Al menos hoy, se molestó en ponerse alguna versión moderna de un traje, pero para mi consternación, lleva una camiseta debajo de la chaqueta. Su largo cabello está recogido en un moño desordenado en lugar de estar contenido con una banda en la nuca, como suele usar. Dios, desearía que se cortara el cabello. —¿Relajarse? Nuestros inversores más importantes vendrán hoy, y si esta reunión fracasa, también lo hará nuestra oportunidad en suelo estadounidense— mi mirada finalmente se encuentra con la de ellos, inquebrantable—. La reputación nos llevó hasta aquí; No podemos arruinarlo. Ahora no—les recuerdo. Sin la ayuda de nuestros primos, los italianos nos habrían obligado a abandonar el suelo americano antes de que pudiéramos pronunciar la palabra "mafia" en voz alta. —Siempre tan serio—bromea Levian, y la sonrisa en su rostro habla de su naturaleza descuidada. —Levian, te lo juro, si haces alguna de tus acrobacias hoy—mi amenaza flota en el aire, inconclusa pero clara. Su sonrisa se desvanece bajo la sombra de mi mirada. —Oye, lo entiendo. Nada de juegos— Levian levanta las manos en señal de rendición fingida, con tatuajes asomando desde sus puños como testigos silenciosos de sus locuras pasadas. —Bien–vuelvo a las proyecciones financieras cuando Damien llega y se sienta junto a Levian—.Tenemos una oportunidad de legitimar una parte de nuestro negocio. Una oportunidad de consolidar el apellido Zakirov en la escena del juego de esta ciudad. —Entendido, hermano— Damien asiente, su mente probablemente recorriendo escenarios, contingencias y planes dentro de planes. —Damien—empiezo, dejando el informe y mirándolo a los ojos—.Tienes los números, las proyecciones, las estrategias. Asegúrate de que cada cifra sea sólida. —Entendido, Bayron—asiente bruscamente, la mente estratégica detrás de su exterior tranquilo ahora gira a toda marcha—.Lo comprobaré todo. No podemos permitirnos ningún error. —Levian—me giro hacia mi hermano menor—. Esto no se trata sólo de esta noche. Se trata de nuestro futuro, de nuestra familia. Tienes que estar en el punto, no sólo en el presente. ¿Puedo confiar en ti para manejar eso? Se endereza y una rara seriedad se apodera de sus rasgos. —Tienes mi palabra. Sin errores. Sé lo que está en juego—a pesar de su comportamiento a menudo imprudente, Levian comprende la importancia de mostrar lealtad a su familia. De todos nosotros, creo en mi corazón que Levian es leal más allá de la comprensión humana. —Bien—me permito respirar, un breve respiro de la presión implacable. Con mis hermanos a mi lado me siento apoyado. —Mostremos a estos inversores de qué está hecha la familia Zakirov. Si lo hacemos bien, se nos abrirán las puertas en todo el maldito país— declaro, sintiendo la familiar oleada de adrenalina, la preparación para la batalla. Esta es una guerra por el lugar que nos corresponde y yo estoy liderando la carga. La puerta de mi oficina se abre inesperadamente. Frunzo el ceño mientras Veronika se desliza como un gato al acecho, toda curvas y confianza. Su falda lápiz la abraza como si estuviera pintada y tiene una sonrisa extraña y sensual dirigida a mí. —Señor Zakirov, el vuelo que transportaba a los inversores ha aterrizado—dice, con la voz llena de algo que no es estrictamente de negocios. —Bien— respondo secamente sin desviar mi atención de las proyecciones extendidas ante mí. Este casino será la joya de la corona de nuestro imperio, o lo sería si puedo mantener todo (y a todos) en orden. Se inclina hacia delante y apoya las manos en mi escritorio, un movimiento calculado para atraer mis ojos hacia lugares en los que no tienen por qué estar. —¿Quizás podamos celebrar después de la reunión? ¿Solo tú y yo?—la sugerencia en su tono no puede ser errónea. —Veronika—empiezo, con acero entrelazando mis palabras cuando finalmente encuentro su mirada—.Hoy tenemos cosas más importantes que hacer—no se trata sólo de mantenerlo profesional; tener cualquier tipo de enredo es un lujo que no puedo permitirme. No ahora, y probablemente nunca lo será si continuamos avanzando al ritmo actual. —Tú te lo pierdes— hace pucheros. La ignoro y ella sale tranquilamente. Oigo a Levian toser intencionadamente. Miro hacia arriba y lo pillo mirándome como una pantera lista para atacar. —Hermano, deberías aprender a disfrutar de las cosas buenas de la vida— reprende Levian, con una sonrisa lo suficientemente amplia como para lanzar barcos o iniciar guerras. —Y necesitas un poco más de disciplina, Levian— espeto ante su actitud arrogante. —Vamos, Bayron. Estás más apretado que un resorte—responde, imperturbable por el calor en mis ojos—¿Cuándo fue la última vez que follaste? Y esa secretaria tuya…—silba. —Suficiente— ladro. Lo último que necesito es la idea de Levian de que la "diversión" descarrile años de arduo trabajo—. Saca eso de tu mente y regresa al juego. —¿Quién dice que no puedo jugar dos al mismo tiempo?—Levian me incita—.Dime. ¿A Veronika solo le gustas tú, o crees que le gustaría divertirse con uno de nosotros– le guiña un ojo a Damien. Damien frunce el ceño y lo ignora. —Hablo en serio, Levian–le digo, y mi frustración se hace más fuerte—.Esto no es un juego de niños. Estamos hablando de nuestro futuro aquí, no sólo de otra noche de fiesta en la ciudad. —Siempre tan sombrío, Bayron— se ríe, y veo la chispa del desafío encenderse en su mirada. Él disfruta esto. Causando problemas —.Me pondré serio cuando la vida lo haga. —La vida ha sido seria desde el día en que mataron a nuestros padres—respondo, esperando que mis palabras lo anclaran a la gravedad de nuestra realidad— .Crece. Se encoge de hombros, el gesto es una bofetada a mi súplica, y sale tranquilamente, dejándome a solas con Damien. —Damien, ¿podrías hacer los cambios finales en la presentación antes de la¿Llegan los inversores desde el aeropuerto? Es bueno saber que al menos puedo depender de ti. —Sí —asiente Damien y sale de mi oficina.
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