Aun con todo en su contra, eh de admitir que compartir la cama con keith, ya se habia hecho costumbre, más allá de sexo o la convivencia, Jun se sentía cada vez más confusa. Él no había cambiado en nada, sus mañas, sus actos y su forma de pensar seguían siendo los mismos, más bien, era ella quien lo miro con otros ojos. Por supuesto, seguían discutiendo por todo, pero de alguna manera al final del día keith siempre lograba contentarla, cosa que odiaba de sí misma. Las semanas pasaron y extrañamente, ambos llegaron a punto dónde no eran un matrimonio, sino dos amigos viviendo en la misma casa… Bueno, por las noches claramente no eran Amigos. —¿Debería cobrarte?—Jun no entendía como pasaron de dos veces a la semana a tener relaciones todas las noches o mejor dicho las veces que ambos qui